Juan Merino (47 años), nacido en La Línea de la Concepción, en Cádiz, es un hombre de fútbol criado y crecido en el Real Betis. Con solo 21 años debutó con el primer equipo de los verdiblancos, en el que estuvo 12 temporadas como jugador. En 2002 se marchó al Recreativo de Huelva, en el que permaneció hasta 2007, año de su retirada como futbolista.

Su casa es el Betis, y allí comenzó a su carrera como entrenador nada más colgar las botas. Fue segundo entrenador de Paco Chaparro, José María Nogués y Antonio Tapia. En el Recreativo desembarcó como segundo entrenador de Pablo Alfaro en 2010, al que acompañó luego en el año 2011 al Xerez CD, también como segundo. Fue en el equipo azulón en el que inició su primer proyecto como primer entrenador y en Segunda, con un balance de cuatro victorias, cinco empates y ocho derrotas para ser destituido en el mes de diciembre. Era el momento de volver a su casa.

Se ocupó del Betis B en el verano del 2014, con el que firmó buenos números en el grupo cuarto de la Segunda División B, antes de tener su oportunidad soñada, dirigir el banquillo del primer equipo verdiblanco. El gaditano cogió el proyecto de un Betis a la deriva en Segunda, que tras un descenso decepcionante el año anterior caminaba fuera de los puestos de ascenso directo. Con el cese de Julio Velázquez, Merino firmó cuatro victorias en cuatro partidos y devolvió la confianza a jugadores, cuerpo técnico y afición. La directiva decidió llamar a Pepe Mel, que tras el refuerzo de Merino acabó la remontada y ascendió con el Betis. Pero su nombre, querido desde su etapa como jugador por la afición verdiblanca, había quedado grabado en las retinas de los hinchas del Villamarín también como técnico. Volvió a ocuparse del filial pero la oportunidad le llegaría de nuevo poco más de un año después. El 12 de enero del 2016 fue el día de su debut como técnico de Primera en el Betis, y lo hizo en un estadio y un partido que no podrá olvidar. Le tocó visitar el Sánchez Pizjuán en eliminatoria copera, y caer goleado por 4-0 ante el eterno rival bético, el Sevilla FC. Las palabras de Merino en rueda de prensa, comparando la derrota con la muerte de un ser querido, impactaron a la prensa nacional, que difundió las imágenes. Ello supuso un incentivo para la plantilla, que desde aquel entonces acumuló una racha de resultados positivos. El balance liguero de Merino en su única experiencia en Primera fue de cinco victorias, siete empates y seis derrotas que sirvieron para mantener en la categoría al Betis.

Sin embargo, el club verdiblanco optó por contratar a Gustavo Poyet para la siguiente campaña y Merino abandonó el club de sus amores. Su siguiente y última experiencia fue en el Nástic de Tarragona, último rival, por cierto, del Córdoba. Cogió los mandos del club catalán, colista y a seis puntos de la salvación. Con el gaditano se firmaron números aceptables (seis victorias, nueve empates y cinco derrotas), aunque una racha de cinco partidos seguidos sin ganar llevó al Nástic a prescindir de sus servicios en la jornada 39, con el equipo 19º y a un punto de la salvación.

Desde entonces, Merino ha permanecido a la espera de una nueva oportunidad en los banquillos con una filosofía como técnico que es continuadora de su estilo de juego como futbolista: planteamientos defensivos, líneas juntas y ordenadas, mucho trabajo táctico, altas dosis de trabajo psicológico y apelación a la mentalidad y el trabajo. Porque si algo es Merino es un profesional del fútbol, comprometido y humilde.

Como dato a añadir cabe destacar que fue Juan Merino el técnico que confió en las posibilidades de Dani Ceballos en la temporada 2014/15, en Segunda. El gaditano había tenido al ahora mediocentro del Real Madrid en el filial bético, y en los cuatro partidos que entrenó al primer equipo verdiblanco colocó a Ceballos en una nueva posición, el mediocentro, mientras que Julio Velázquez lo colocaba en banda o como interior.Con la confianza de Merino, el entonces canterano bético comenzó su gran explosión futbolística.