Está claro que quien intente explicar este Córdoba desde un aspecto estrictamente futbolístico, se le escaparán no pocas cosas. Al que mire exclusivamente lo que es fútbol, táctica, espacios, hombres idóneos para un puesto o para otro, etcétera, se le escaparán los otros intangibles (y no tanto) de lo que rodea a esto. En el fútbol, siempre ha habido cosas inexplicables, como la zona Cesarini que ha padecido el conjunto blanquiverde durante más de la mitad de la Liga y de la que ha disfrutado en el último mes y medio, por ejemplo. O ver a un chaval como Loureiro, del que ninguno de nosotros daba un duro por él, hacerse con un puesto de titular y con justicia. También contemplar a un chico como Josema, con tres convocatorias en los últimos 16 partidos y sin un minuto de competición en una vuelta casi entera (su anterior encuentro fue contra la Cultural, precisamente) marcarse una actuación como la que protagonizó ante el Sevilla Atlético en la noche de ayer, en El Arcángel. No, simplemente, en el fútbol hay detalles (y algo más que detalles) que resultan de difícil explicación.

El Córdoba se ha despertado hoy fuera de los puestos de descenso 188 días después. Muchos de esos 188 días ha estado en lo más profundo de la tabla, sin poder atisbar ni tan siquiera un ligero rayo de esperanza. Quizás en la remontada blanquiverde en los dos últimos meses haya que explicar el triunfo del equipo de Sandoval ante el Sevilla Atlético. Quizás. Porque hay cosas que... resultan complicadas de razonar. No estuvo bien el Córdoba en la primera media hora de encuentro. Es la verdad. Luchaba, peleaba, presionaba... Es decir, hacía lo que no había hecho hasta hace dos meses: competir. Pero no tenía fútbol. Eso sí, contaba con José Antonio Reyes. El utrerano es un lujo para la categoría, por lo que para el Córdoba hay que imaginar la dimensión de lo que supone contar con él.

De sus botas salió lo poco con criterio que los blanquiverdes realizaron en esa primera media hora, con un adversario que avisó en los primeros minutos que no venía a dejarse llevar, precisamente. De hecho, por momentos se mostró algo brusco, con más formas de equipo veterano que de filial.

No daba más de dos pases seguidos el Córdoba salvo que el balón pasara por los pies de Reyes. Un punto acelerado y responsabilizado, abusaba en exceso del balón largo a Sergi Guardiola y, en general, no se le veía sobrado de ideas. Así, el partido estaba equilibrado, con las mismas llegadas por el área rival de los visitantes y los cordobesistas, pero indirectamente apareció Reyes y también los problemas por el centro de la defensa sevillista. Se conjuntaron ambos cuando el utrerano sacó una falta lateral que el Sevilla Atlético no supo despejar, Narváez recogió el balón, sorteó a Berrocal y colocó la pelota en la red. El Arcángel enloqueció, pero cuando aún estaba festejando el primer tanto del colombiano llegó el segundo en el minuto 36 tras una cabalgada por la banda de Jovanovic, que le ofreció el caramelito a Narváez para que lo empujara de nuevo a la red de Soriano. En un abrir y cerrar de ojos, el Córdoba había puesto el marcador en franquicia y todo lo anterior ya no valía. Máxime, cuando sólo pasaban dos minutos del 2-0, José Antonio Reyes provocaba la segunda amarilla de Yan Eteki, con lo que el filial sevillista se quedaba en inferioridad numérica en el minuto 38 de encuentro.

Se serenó algo el Córdoba y pudo llegar el tercero en un disparo de Álex Vallejo al filo del descanso que tuvo una buena respuesta por parte de Soriano.

No se amilanó el adversario y salió tras el descanso con la intención de intercambiar golpes con el Córdoba. Un cabezazo de Álex Muñoz tras un saque de esquina a punto estuvo de obtener premio, mientras que el Córdoba respondía con una oportunidad de Guardiola, ejemplo claro de la ansiedad con la que salió anoche este Córdoba y protagonista de una inmejorable ocasión para los locales. Konyk le hizo un claro penalti al jumillano en el minuto 56 y el pichichi decidió lanzarlo. Soriano le adivinó la atención y casi hasta el final se vio a un Guardiola afectado por la noche en general y por ese error en particular.

En la última media hora el Sevilla Atlético lo intentó todo: con Miguel Marín en dos ocasiones, con Curro en otras dos y hasta en una clarísima de Genaro, completamente solo ante Kieszek y tras sorprender a la defensa local. Pero no hubo manera para los de Tevenet.

Intentó Sandoval que su equipo manejara mejor el balón dando entrada a Quim Araújo por Vallejo y a Álvaro Aguardo por Reyes, pero lejos de controlar más el tempo del encuentro este se convirtió en un ida y vuelta, una ruleta en la que casi nadie ganó. Bueno, sí. Lo hizo el que más lo merecía: Sergi Guardiola. El pichichi del Córdoba enganchó de cabeza un centro de Eneko Jáuregui que cerraba el marcador y el encuentro a cinco minutos del final.

Certificaba de esa manera este Córdoba una remontada inexplicable, y por lo tanto increíble, en los dos últimos meses: de estar a 13 puntos de la salvación más el golaveraje, los blanquiverdes han amanecido hoy fuera del descenso 188 días después. Con hombres y actuaciones impensables, algunas de ellas, hace apenas unos días. Con garra, con corazón, también con fútbol, pero sobre todo con ángel. En El Arcángel, anoche, le bastó con cinco minutos de magia.

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Ficha técnica:

Córdoba: Kieszek, Caro, Jesús Valentín, Josema, Javi Galán; Edu Ramos, Álex Vallejo (Quim Araujo, min. 69); Jovanovic, Reyes (Álvaro Aguado, min. 75), Narváez (Eneko Jauregi, min. 64); Sergi Guardiola.

Sevilla Atlético: Juan Soriano, Carmona, Berrocal (Genaro, min 61), Konyk, Álex Muñoz (Curro, min. 89); Yan Eteki, Mena; Cantalapiedra, Aburjania, Lara (Pozo, min. 58); Miguel Martín.

Goles: 1-0, min. 34: Narváez; 2-0, min. 36: Narváez; 3-0, min. 86: Sergi Guardiola.

Árbitro: José Antonio López Toca (colegio cántabro), que expulsó por doble amarilla al visitante Eteki (38'), mientras que amonestó a los locales Álex Vallejo, Caro, Javi Galán y Reyes, así como al hispalense Álex Muñoz y Berrocal.

Incidencias: Partido de la trigésimo sexta jornada de Segunda División disputado en El Arcángel ante 17.357 espectadores, con terreno de juego en perfecta condiciones.