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Carrión halló el camino. O, al menos, uno de ellos, porque no tiene que ser todo blanco o negro. Está claro que el catalán apuesta desde el inicio por jugar con un solo delantero y un mediocentro defensivo por delante de la zaga, pero ha encontrado un primer punto de equilibrio que le faltaba a un equipo que había encajado ocho goles en cuatro partidos (o 10 en cinco). No sólo dejó la portería a cero, sino que las ocasiones del rival (que también juega) no llegaron por un desequilibrio propio, llegara este por el desorden posicional del Córdoba o por la aguda separación entre líneas. Con dos líneas de cuatro y dos mediocentros diferentes aunque con ciertas similitudes, el Córdoba no sólo transmitió mayor empaque y seriedad, sino que no perdió capacidad y ganó en diversidad ofensiva. En los anteriores partidos, el Córdoba promediaba diez disparos a puerta, de los que la mitad llegaron entre los tres palos. Ante el Tenerife, los disparos casi se duplicaron, 19, aunque el enfoque continúa desencajado, ya que sólo cinco fueron entre los tres palos. Ese dato, sin embargo, no debe preocupar. Cuestión de confianza que ha de ir ganándose tras una etapa más que preocupante. También acertó el técnico con la inclusión de Pawel Kieszek, al que muchos -por no decir casi todos- ya veían para entrar en la portería tras su actuación en Lorca. En los primeros cuatro minutos apareció en dos ocasiones, y dos más cuando el Tenerife intentaba resistirse a la derrota.

Siendo el primer encuentro con este nuevo sistema, tanto Joao Afonso como Josema estuvieron correctos. Podrían y deberían mejorar una vez ganen en confianza, cuando se vean tan arropados como lo estuvieron el domingo en El Arcángel. Tras varios encuentros en los que los delanteros rivales les llegaban demasiado sueltos, en velocidad y hasta con el balón controlado, aún tuvieron algún tic de precipitación a la hora de salir con el balón, abusando en ocasiones del balonazo sin destino claro. Ahí debe intervenir a favor el tiempo. A pesar de ello, y como todo en fútbol, no es un valor absoluto. Carrión no tiene por qué renunciar a otros dibujos si tiene la convicción de que se pueden ejecutar (sobre todo teniendo en cuenta que el plantel se ha confeccionado para ese 1-4-1-4-1), pero al menos ya tiene claro que una alternativa funciona.

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Es difícil creer aquello que puso de moda Guardiola (Pep) de que «el sistema es innegociable». Esa sentencia, con una generación de futbolistas irrepetibles (incluido Messi) es algo más fácil de mantener. El sistema innegociable debería ser aquel con el que el equipo se sienta más cómodo defendiendo sin perder capacidad de agresión al rival. El Córdoba parece encontrarlo en ese 1-4-4-2 que, hay que insistir, como el anterior dibujo tampoco ha de ser inamovible. Pero mientras tanto, ese esquema es de difícil aplicación durante varias jornadas consecutivas. El plantel dispone de solo dos delanteros profesionales, por lo que cualquier contratiempo deja a Carrión con la obligación de tirar de Sillero, punta del filial. Paralelamente, la utilización de solo dos mediocentros aumenta la sensación de ‘overbooking’ en esa zona. Sin contar a Alfaro, la plantilla dispone de siete mediocentros, varios de ellos de complicada reubicación en otras zonas, por lo que se produciría una paradoja ya sufrida en años anteriores: excesivas alternativas en algunos puestos con el consiguiente ostracismo sufrido por algunos jugadores y posiciones apenas cubiertas o con alternativas puestas en duda semana tras semana vistas sus actuaciones.

En definitiva: plantillas cortas y descompensadas como ésta. Por lo tanto, Carrión tendrá difícil mantener ese dibujo con dos delanteros salvo explosión inesperada, pero sí que tendría alguna opción de desatascar el mediocampo. Si mantuviera el dibujo del domingo y con el regreso de Lara no estaría obligado al cambio por el regreso del montoreño. Si ese esquema funciona y tiene a su disposición un jugador de semejante calidad la obligación es intentar meterlo en el equipo. Y para Lara no es nada desconocida la banda, zona que no anda tampoco sobrada de elementos, precisamente. En cualquier caso, bendito problema: ¿quién no estaría felicitándose con un funcionamiento de la pareja Edu Ramos-Aguza como el del domingo y con la posibilidad de encontrarle un lugar a Lara? En todo caso, con un dibujo u otro, con Javi Lara en banda o por dentro -siempre titular-, el trimestre será clave, ya que uno de los problemas es la falta de alternativas, sobre todo atrás, y también en la delantera, si se quiere jugar con dos arriba. Jugar con uno requiere de un acierto estratosférico.