El Córdoba celebró ayer su junta de accionistas que aprobó el balance de cuentas de la pasada temporada, 2017/18 y el presupuesto de la actual. La primera arrojó un déficit de 4,2 millones después de impuestos mientras que la segunda prevé un superávit en torno a un millón de euros, aunque para ello tendrá que realizar ventas de jugadores por valor de cinco millones.

Tanto de la exposición inicial del máximo accionista y presidente, Jesús León como de la multitud de respuestas, explicaciones y aportación de datos que dio a los pequeños accionistas se desprende que este es un Córdoba en transición. De tres, en concreto en el mismo año. Siguiendo la exposición de León, la primera de la transición fue la oficial, con la compra del paquete mayoritario de acciones a Carlos González el 19 de enero del 2018, en un club que ya arrojaba en aquel momento un déficit de un millón de euros, así como «procedimientos judiciales por valor de tres millones de euros; en alguno de esos procesos ha habido sentencia desde el 19 de enero hasta ahora», remarcó el dirigente. Aquella primera transición, además, llevó aparejada la obligada reestructuración de plantilla para intentar salvar la categoría. «Tuve que hacer una aportación personal de 250.000 euros y pudimos inscribir a ocho jugadores y fichar por un importe que suponía la mitad de las fichas liberadas en ese mercado de invierno». León desgranó tanto despidos como procesos judiciales tras su llegada: «En números generales tenemos: procedimientos judiciales anteriores a mi llegada y vivos hasta hoy, dos millones de euros. Procedimientos judiciales desde mi llegada, 500.000 euros. Despidos de Cándido Cardoso, Jorge Romero, Álex Gómez -reclama 350.000 euros, tal y como informó este periódico-, Juan Merino, Andrés Delgado» suponen 350.000 euros, mientras que la salida de jugadores el pasado enero supusieron un coste de 250.000 euros. Así, el millón de euros de déficit a su llegada fue aumentando con la prima por salvación de 1,8 millones de euros, el despido de la anterior dirección deportiva y su equipo, 2,6 millones de euros, lo que supone un total de 5,4 millones de euros. También detalló León la partida de servicios exteriores punto por punto, el importe de cada partida y su justificación para aclarar el aumento de ese epígrafe en las cuentas con respecto al balance de la temporada anterior.

Como detalle, el coste del espacio instalado en el estadio durante los Patios y la caseta de Feria, unos 60.000 euros.

La junta se prolongó durante casi tres horas, ya que León, ayudado en determinados momentos por la consejera y asesora legal, Magdalena Entrenas, y por el director general, Alfredo García Amado, quiso responder a todas las preguntas y dudas que le plantearon los minoritarios que, a pesar de que algunos admitían que aparentemente las explicaciones eran convincentes votarían negativamente las cuentas, como así fue. En cualquier caso, León se comprometió con los pequeños accionistas para que «vengan después del día 31 de enero y se les facilite todo lo que nos pidan. Conmigo delante, nos sentamos un rato entre nosotros y vemos todo lo que quieran ver».

Esa primera transición desembocó en la segunda, en verano, cuando explotó el asunto del límite salarial deportivo, de la salida de Luis Oliver, la llegada de la nueva dirección deportiva y hasta el relevo en la dirección del equipo. «Sin la dirección deportiva de febrero no habríamos logrado la salvación, pero no era la que necesitábamos para el futuro», argumentó León para el adiós de Oliver que, desde luego, también tuvo otras muchas connotaciones. El presidente admitió que el técnico «Francisco tuvo una actitud decepcionante», lo que desembocó en la llegada de Sandoval. En cualquier caso, aquella delicada situación vino provocada por ese rebase del límite salarial que «coincidió en el tiempo con la salida de Guardiola», pero «en mis cálculos el límite se podía incrementar. Teníamos ingresos previstos, entre ellos, la incorporación de un jugador saudí por 2,5 millones de euros -en publicidad-. Se rompió la negociación porque nos decían que Luis Oliver estaba en el club. En el momento de intercambio de informes y papeles se nos dijo que se rompía la operación». A pesar de todo, León reconoció que la operación con Guardiola «se pudo hacer mejor».

Con una primera transición prevista aunque en peores condiciones de lo que cabía esperar debido a que «o compraba a ciegas o no compraba» -condición de González, se entiende- y una segunda imprevista por el fiasco en algunos ingresos previstos, la operación Guardiola y el rebase del límite salarial, el Córdoba se halla inmerso ahora en una tercera transición, que no es otra que la de dotarle de la suficiente estabilidad, económica y deportiva, con el tren de la Liga en marcha. Para ello, León empezó hablando de los impagos a los jugadores. El presidente ironizó con la idea de que «mi antecesor tuvo seis retrasos en pagos y entonces no se enteraba nadie» y pasó a asegurar que «los problemas de tensión financiera se van a solucionar este mes. Los jugadores del Córdoba van a quedar al día en sus pagos en cuestión de horas». «Si culminamos con relativo éxito las operaciones que tenemos en marcha le daremos a la entidad la estabilidad necesaria para cumplir el objetivo de la permanencia esta temporada», predijo el dirigente, para desear posteriormente que «eso sirva para construir un proyecto estable, de futuro, cuando estos problemas serán anécdotas al avanzar en el tiempo».

La cita estuvo repleta de datos y cifras, como los 90.000 euros que reclama Antonio Romero Campanero (que ya recibió 13.000 euros), los 180.000 euros que se le tuvieron que pagar a Carrión o los más de 60.000 a Juanín y Diego. Pero también hubo tiempo para referencias a la anterior etapa. León afirmó que «Carlos González no va a dejar de darme por... hasta que pague. Y no va a parar tampoco hasta que le pague la plusvalía. Le interesa que le pague cuanto antes, tenemos un contrato que estoy cumpliendo, pero se generan nervios y tensiones». También avisó de que «tenemos otros entornos, cada uno con sus intereses variopintos, que no quiero entrar en ellos. Pero voy a aguantar», avisó.

Los minoritarios se debatieron entre la incredulidad absoluta --»sigo viendo muy negro el futuro del club», dijo uno- y la crítica directa: «La situación puede agravarse más». Dependerá que la última transición llegue a buen fin.