Para algunos será más fácil -o menos difícil, mejor dicho- que para otros, pero el desafío es antológico: los clubs de fútbol preparan sus campañas de socios ante un horizonte de partidos a puerta cerrada. En ese dilema se mueve el Córdoba CF. Si un abonado no compra un asiento, ¿qué está adquiriendo? Ahí entrará la pericia de los departamentos de marketing, algunos de los cuales lo tendrán más fácil -o menos difícil- que otros. Habrá entidades que exprimirán la inercia del éxito -un ascenso, una clasificación alentadora...- y otras que buscarán el modo de tocar los resortes sentimentales adecuados para que sus devotos superan la más grande prueba de fe que puede existir: creer en lo que no se ve. A menos que la televisión lo emita.

"Tenemos un plan agresivo, algo nunca visto aquí", dijo el consejero Adrián Fernández en una comparecencia telemática ante periodistas. El lanzamiento de la nueva campaña está al caer. El Gobierno ya dejó caer que hay que hacerse a la idea de que el público no volverá a las gradas hasta 2021. "Será una campaña de abonos muy innovadora", avanzó Fernández. Y tanto. Se trata, nada más y nada menos, que de reclutar adeptos para emprender una aventura excitante: recuperar un sitio en el mapa del fútbol profesional tras haberlo perdido después de doce años. Con el reino vacío -transitoriamente-, el Córdoba CF necesita una buena masa social para sacar pecho entre el centenar de vecinos de una Segunda División B remodelada y más amenazante que nunca.

¿Cómo lo hizo otras veces?

Después de saldar con un descenso y un "no ascenso" -amén de escándalos como la detención del presidente, impagos e intervención judicial, entre otros episodios- las dos últimas campañas, el Córdoba CF buscará alimentar una vez más la sensación que mantiene vivo al cordobesismo. El club es un imán para las desgracias, pero es capaz de sobrevivir. Ese es su sello. La ficción de la inmortalidad -otros, en situaciones parecidas, echaron la persiana- sostiene a un Córdoba CF que reitera su mensaje: posee un potencial extraordinario, pero nadie es capaz de combinar adecuadamente los ingredientes.

'Más fuerte que la razón' fue el lema del verano del 2019. El del retorno a Segunda B y la inscripción en la Liga en el último minuto por problemas económicos. “Yo llevo años yendo al Córdoba. No al fútbol, al Córdoba. Aquí no vamos a ganar ninguna Champions, pero vamos a por el noveno ascenso de nuestra historia”, explicaba una abuela a su nieto en el spot. Las nuevas generaciones tendrán que seguir escuchando las anécdotas de los veteranos para motivarse.

Emociones y números

Lo más normal en el Córdoba ha sido la apelación a los sentimientos a la hora de captar la atención de los seguidores en verano. Sea pidiendo abiertamente ayuda o animando a convertirse en actores esenciales de un proyecto común. Paradójicamente, en la temporada 2018-19 se recurrió a un eslógan muy directo: 'Creemos en las matemáticas'. Con un spot firmado por Santiago Zannou, ganador de un Goya por la película 'El truco del manco', el Córdoba explicaba a través del diálogo entre una niña y su madre en su casa de La Fuensanta una teoría sobre leyes físicas a própósito del destino de los blanquiverdes. Las cuentas no salieron y el Córdoba bajó con estrépito, incapaz de cuadrar los números.

Otras campañas recordadas son las de 'La ilusión... ¡ni tocarla!' en la 11-12 o la de la 'Califa Time Machine'. En la primera, en plena época de recesión económica por la crisis, un matrimonio cordobés hacía cuentas para suprimir gastos. Lo tachaban todo de la lista, pero los abonos del Córdoba CF eran innegociables. La máquina del tiempo que permitía a los seguidores ver el futuro fue protagonista de una campaña premonitoria, la 13-14. En el anuncio aparecían aficionados, empleados del club y hasta unos jóvenes Bernardo y Fran Cruz, que terminarían siendo partícipes directos del salto a Primera en Las Palmas.

Del 'Hemos vuelto: somos de Primera' se pasó al 'Construyendo pasión' después del descenso y al 'Cordobesista y déjate de pegos' posterior al intento frustrado de retorno a la élite. El cantante Maikel de la Riva reflejaba en un monólogo la particular idiosincrasia del cordobés y su relación con el máximo representante futbolístico de la provincia. "Una montaña rusa de sensaciones: ahora arriba y ahora abajo", decía. Pues eso.