A nadie se le escapa que a pesar de la salvación lograda el pasado domingo, el objetivo inicial del Córdoba, que «no podía ser otro» -Oltra dixit- que el del ascenso, ha quedado muy lejos de cumplirse.

Tras una temporada aciaga que llevó al club a unas últimas jornadas de infarto, con el descenso acechando cada vez más cerca, una reacción final permitió firmar una permanencia que no obstante queda lejos de las aspiraciones de la afición.

El ambiente enrarecido en las gradas de El Arcángel, despobladas de hasta 6.000 socios que dejaron de acudir de forma habitual, y la crispación social que vive la afición blanquiverde son buena muestra de ello.Para analizar el cambio de circunstancias de la pasada temporada, en la que se logró entrar al play-off de ascenso, y esta, hay que entrar a valorar el rendimiento ofensivo.

Porque a pesar de que la defensa ha mostrado en muchos partidos de esta temporada un rendimiento deficiente, la cifra de goles encajados (51) ha sido similar a la anterior. En la 15/16 el Córdoba acabó sexto clasificado en la liga regular recibiendo incluso un tanto más (52). Eso sí, aún queda un partido que puede engordar (o no) la cifra de goles recibidos.

«El fútbol son los goles» es un dicho repetido por presidentes, entrenadores y jugadores de todo club profesional, y en la comparación entre la 15/16 y la 16/17, la diferencia fundamental estriba principalmente en eso, en los goles convertidos. Porque un club puede permitirse encajar 52 tantos si transforma 59, que fueron los goles conseguidos por el Córdoba de la temporada pasada. Sin embargo, en esta, el conjunto califal solo ha marcado 40 (19 menos). Y todo ello, teniendo en cuenta que en los últimos dos partidos anotó seis (cuatro al Oviedo y dos al Rayo).

El Córdoba llegó a la jornada 38 con 33 goles a favor, siendo el tercer peor equipo de toda Segunda, con menos tantos incluso que el Mirandés, ya descendido. Tras los dos últimos partidos, se ha llegado al umbral de los 40, pero ni siquiera con ese arreón final las cifras salen a gol por partido. De hecho, en 11 de los partidos de esta temporada el equipo se quedó sin marcar ningún tanto, es decir, el 26% de los encuentros disputados acabó con su marcador a cero.

LOS ATACANTES

Entrando en un análisis individual, de cada jugador, es la mejor forma de llegar a entender este déficit de goles de un año para otro. Empecemos por el artillero, el delantero referencia. La pasada campaña fue Florín Andone el que se echó encima el peso de los goles, y lo hizo de manera sensacional. El rumano transformó 21 goles en 36 partidos, con una media de un tanto por cada 153 minutos.

Si entramos a analizar al máximo goleador cordobesista esta temporada, Rodri, las cifras distan bastante.

El soriano ha logrado, faltando aún el partido ante el Girona, 11 goles, diez menos que Andone. Sin embargo, esta ha sido la temporada en la que más dianas ha conseguido Rodri en toda su carrera, ya que en la anterior, en Valladolid, solo logró cuatro. Hace dos años, en el Munich 1860 de la Bundesliga, logró solo un tanto. Hasta ahora, la campaña en la que había conseguido mas goles fue la 13/14, cuando hizo ocho tantos en 27 partidos en el Almería.

No siendo un delantero de referencia ni un goleador, cabe pensar en una responsabilidad de la dirección deportiva en suplir a un killer como Andone por un Rodri que habría rendido mucho más acompañando a otro delantero más top, que se habría beneficiado además de su gran movilidad y facilidad para el juego combinativo.

Esta temporada, Rodri ha necesitado 268 minutos para meter un gol, casi el doble que Andone el curso pasado. Pero con la diferencia Andone-Rodri no se explica, al menos no totalmente, el desfase de 19 tantos entre la 15/16 y la 16/17. Hay que entrar a valorar la aportación ofensiva de los otros atacantes, segundos puntas, extremos y mediapuntas que colaboran en la faceta goleadora. Encontramos otra gran diferencia, si entramos a analizar los goles conseguidos en la 15/16 por Fidel (11) y Xisco (ocho); y los que han transformado los otros atacantes cordobesistas en esta campaña.

Como no ha habido un once claro que permita hablar de los hombres de ataque titulares, hay que valorar la cantidad de minutos totales. Han sido Juli (2.510 minutos) y Alfaro (1.972) los que más oportunidades han tenido para aportar en ataque. En el caso del alcoyano, han sido tres los tantos logrados, y en el del onubense siete, algunos de ellos, eso sí, claves para la permanencia (marcó el gol empate a 1 en Cádiz, o el domingo pasado para darle la vuelta al partido en Vallecas).

Por tanto, los hombres de segunda línea del Córdoba han aportado este año diez goles, por los 19 de la pasada temporada. La conclusión está clara: 19 goles menos de una temporada a otra, que son de hecho la diferencia de dianas entre los tres hombres de referencia atacante de la pasada y la actual.

Pero aún hay más. En la 15/16 hubo otros dos jugadores más que, sin haber logrado grandes cifras goleadoras, sí aportaron una cantidad nada despreciable de tantos que, sumados a los de los tres atacantes principales, fueron fundamentales. Raúl De Tomás y Pedro Ríos marcaron seis goles cada uno, sumados a los 40 conseguidos por Andone, Xisco y Florín.

En el caso de esta campaña, después de Rodri y Alfaro, los siguientes goleadores, con solo tres tantos, son el mencionado Juli, Piovaccari y un central, Caro. Otros jugadores con aportaciones menores han sido Javi Galán, con dos goles (aunque con una gran capacidad de generar peligro en ataque y asistencias), los mismos que Pedro Ríos, Sasa Markovic y Héctor Rodas.

Y es que la diferencia de una temporada a otra es tan grande, que solo los goles conseguidos por Andone, Xisco y Florín (40) en la 15/16 suman los mismos que todo el Córdoba de la 16/17. Una comparación que explica el rendimiento de la actual.