"Lo que tengas que festejar hazlo en tu casa», le dijo hace años un aficionado local a un cordobesista en la previa de un encuentro, cuando este recordó que en su estadio el Córdoba CF logró un ascenso. No es desde luego el caso. Huelva siempre ha sido un club y una ciudad que ha mantenido lazos estrechos con el Córdoba, y ya desde 1962, cuando goleó por 0-4 y lograba su ascenso a Primera División, el Colombino y Huelva ocupan un lugar preponderante en la historia cordobesista.

Tenía que ganar el Córdoba CF aquel encuentro. Hoy hace exactamente 58 años, el conjunto blanquiverde tenía una cita con la historia. Hacía menos de ocho años que el club había nacido. Cuatro temporadas antes de aquella 1961/62 vivió su primer ascenso significativo, a Segunda División, y desde entonces el objetivo fue llegar a Primera.

Aquel 1 de abril de 1962 la ciudad se movilizó. Miles de cordobeses viajaron a Huelva y hasta Bodegas Campos había colocado en la carretera un barril de vino para invitar a los peregrinos cordobesistas. El Colombino registró la mayor entrada vivida hasta esa fecha en la que vio saltar al césped a un Córdoba entrenado por Roque Olsen, que eligió para el inicio a Benegas, Simonet, Martínez Oliva, Navarro, Costa, Martínez, Riaji, Juanín, Miralles, Paz y Homar. Miralles, con un triplete, y Homar, fueron los nombres que firmaron la histórica goleada.

Nada más decretar el maño Martín Álvarez el final del inolvidable encuentro la fiesta se inició sobre el mismo terreno de juego del Colombino, pero lo más llamativo se viviría horas después. La caravana cordobesista se iniciaba en La Carlota. Autocares, motocicletas, camiones, bicicletas y turismos conformaron una cabalgata que precedía a la entrada del Córdoba en la ciudad. El Ayuntamiento, entonces ubicado en la calle Calvo Sotelo, recibió a la expedición cordobesista. El consistorio estaba encabezado por Alfonso Cruz Conde, que había sido presidente en el anterior ascenso, a Segunda, precisamente. Por si fuera poco, la fiesta cordobesista se prolongó unos días después, ya que el equipo de Olsen debía dilucidar con el Deportivo de La Coruña de Amancio, campeón del grupo 1 (Norte), quién debía ser el mejor equipo de los dos grupos de Segunda. El Córdoba perdió en la ida por 3-1 y volvió a golear en El Arcángel (4-0) a los gallegos, también con un doblete de Miralles, que con esos cinco goles en total en los dos vitales encuentros se erigió en el delantero que remató la faena cordobesista.

Aquel ascenso supuso el inicio de una década espectacular en blanco y verde, codeándose con los grandes hasta finales de los 60 y firmando su mejor temporada hasta ahora, aquel quinto puesto en la 1964/65 que dejó también un récord liguero nacional que aún no ha sido batido: ser el equipo menos goleado en casa (junto al Pontevedra) en una campaña, con tan solo dos goles encajados, uno de ellos, de penalti transformado por Di Stéfano para el Espanyol.

Hoy se cumplen 58 años de aquella histórica fecha y será una fiesta extraña. Aquel deseo de un cartagenero a un cordobesista de celebrar en casa un ascenso se cumplirá ahora. El cordobesismo deberá recordar en sus hogares una fecha que fue vital en la historia del Córdoba CF.