El montoreño Francisco Leiva Canalejo, nacido el 18 de noviembre de 1947, comenzó a trabajar a los 6 años junto a su hermano Bernabé (q.e.p.d.) de guardas de unas vacas de sus padres, hasta que a los 17 años entró de peón de albañil en La Alcaparra hasta el servicio militar. Francisco es el tercero de cinco hermanos, de una familia formada por Juan Leiva y Ana Canalejo. Una vez que volvió a su pueblo se sacó el carnet de primera, yéndose de chófer al vecino municipio de Villa del Río, con la familia Marín Agudo. En su mente siempre rondaba la idea de tener un camión propio para trabajar por su cuenta. Recuerda que tenía 1.000 pesetas guardadas de su «trapillo» en el año 1973, con las que compró un camión averiado y su padre le avaló en el banco con 50.000 pesetas. Recuerda que en aquellos años trabajaba retirando escombros y en el movimiento de tierras.

Poco a poco comenzó a prosperar, casándose con María Josefa Carrasco en el año 1974, con la que tuvo cinco hijos, Juan, Juan Luis, Francisco José, Ana María y Daniel. El primer obrero entró en su empresa en el año 1981.

Francisco se ha dedicado al movimiento de tierra, transporte de aceitunas y de todo lo que salía en su pueblo. En el año 1992 montó un almacén de materiales. En un principio estaba ubicado en la Plaza del Mercado, donde actualmente tiene su vivienda, y posteriormente se trasladó a la nave del actual supermercado Mercadona, trasladándose posteriormente al polígono situado junto a esta tienda.

Comenta Francisco Leiva que todos los hijos han participado en la empresa, quedándose junto a él su hijo mayor, Juan. Tanto a éste como al resto de sus hijos les ha inculcado sus valores, como la vocación de servicio y el trato afable a sus clientes. También es abuelo de 13 nietos, a los que quiere dedicar también su empresa, fruto del sudor de muchos años de trabajo.

Recuerda que «me han dado la Nochevieja y la Nochebuena en medio del campo transportando aceituna». Comenta que «también tuve suerte», aunque hay que buscarla, ya que le salió trabajo en la presa del pantano de El Arenoso, «donde tuve trabajando entre 15 y 20 personas de manera continua, con lo que compré casi 20.000 metros, donde hice la nave del Mercadona». Poco a poco fue comprando solares e invirtiendo, siempre con los pies en el suelo, donde su filosofía ha estado basada en la inversión para luego ponerla a disposición de aquellas personas y empresas que lo han necesitado para poner en marcha nuevos proyectos. Ha llegado a tener hasta 35 vehículos. Actualmente también son contratistas.

Leiva Canalejo e Hijos es una compañía que continúa con el movimiento de tierras y transporte y además ofrece una gran selección de materiales de construcción, baños, azulejos, solerías, etcétera, disponiendo de un espacio amplio para dar servicio a todos los vecinos del Alto Guadalquivir. Juan Leiva, con 43 años, continúa con la expansión de la firma, a través de la construcción civil y su propia planta de hormigón, y taller de ferralla.

En un terreno propio está promocionando siete viviendas. Asimismo, Juan está desarrollando una nueva actividad con la elaboración de aceite de oliva virgen extra ecológico a través de una microalmazara, bajo la marca Leiva Ruano, «elaborado en frío, sin filtrar, de la finca de Las Alcornocosas, de la Junta de Andalucía, que la llevo yo arrendada», asegura Leiva. Comenta asimismo Juan que «mi padre me ha enseñado la formalidad y la honradez». Estudió en el colegio Santo Tomás de Aquino y con 16 años decidió apegarse a su padre, Tiene todos los carnés, que se los sacó en «la mili» y está al pie del cañón junto a un equipo de quince personas, entre albañiles y chóferes.

Esta familia de emprendedores tiene continuidad gracias a la actividad y a los valores que los cabezas de familia les han inculcado a sus hijos, basados en el trabajo, la honradez y la vocación de servicio hacia sus principales referentes: los clientes. Si desean conocer más sobre esta familia, pueden ponerse en contacto en el teléfono 957 16 24 00.