El Carpio vivió el pasado 14 de octubre un hecho histórico, muy esperado a lo largo de los últimos tres años: la coronación pontificia de la Virgen de la Cabeza. El obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, fue el encargado de imponerle la corona a la «reina de Sierra Morena» ante la presencia de más de 3.000 personas. Las coronas, tanto de la Virgen como del Niño, fueron llevadas por los padrinos de la coronación, los hermanos Juan, Pedro, Francisca y María López, hijos de los fundadores de esta cofradía. Manifestaron que «este gran momento nos trae al recuerdo nuestros padres, que fundaron la cofradía en el año 1953». El prelado, en su intervención, felicitó al párroco, «que ha hecho este recorrido ayudado por buenos colaboradores», a la comisión organizadora, autoridades y cofradía, y manifestó que «hoy nos encomendamos a la Virgen de la Cabeza con un beso de amor, un gesto simbólico de la devoción y gratitud de todos sus hijos». Una vez que el obispo de Córdoba impuso la corona a la Virgen y al Niño Jesús, se lanzaron fuegos artificiales. La misa fue cantada por el coro de ópera de Cajasur y miembros de la Banda Sinfónica de Córdoba. Sin duda, una tarde grande para los cristianos.

La imagen, que el día de antes recibió la Medalla de Oro de la villa, partió de la puerta del sol de la parroquia tras las casi 40 cofradías de la Virgen de la Cabeza llegadas de distintos puntos de España, de hermanos mayores y presidentes de las distintas cofradías de El Carpio, y más de un centenar de mantillas vestidas de negro. La Morenita fue llevada por una treintena de hombre en un elegante paso decorado con nardos, capullitos de te, clavellinas y helechos de cuero, según explicó Fidel Perabad Méndez, hermano mayor de vara, quien añadió que «el altar estaba decorado con azucenas, margaritas spident, clavellinas y mucha flor blanca, pero donde prevalecía sobre todo el verde».

El altar, de más de 8 metros de ancho, presidía la plaza de la Constitución. Los faroles grandes instalados, de base cuadrada, eran de la hermandad del Prendimiento, y los otros de la Virgen de los Dolores. El frontal del paso que trasladaba a la Virgen también era de la Virgen de los Dolores, y la candelería, de la Virgen del Amor (hermandad del Prendimiento). La peana que llevaba la Virgen de la Cabeza, justo debajo, era de la Virgen de los Dolores.

En el operativo de la organización de este evento religioso han participado en torno a 50 personas junto a la junta directiva, además de voluntarios que se han prestado.

Para este momento la Virgen ha estrenado el manto conocido como «de las luces», por los cinco soles que representa, y un himno que ha sido compuesto por Miguel Romero. El presidente de la cofradía, Pedro Jurado, mostró su agradecimiento a todo el pueblo «porque ha sido un día grande en el que no ha faltado nadie». Según explicó el artista Juan Carlos Herrero, «el manto es de lacería y las coronas son de talco, elaboradas solo para este actos». Casi todo El Carpio ha salido a la calle para ver de primera mano el resultado de tres años continuados de trabajo, que ha contado con una comisión artística y otra general. La alcaldesa, Desirée Benavides, afirmó que «este evento, a nivel cultural e histórico, es muy relevante para nuestro pueblo, por lo que hemos tratado en todo momento de colaborar con la cofradía debido a la importancia que tiene, incorporando la logística, seguridad, escenario, alumbrado y decoración de las calles».

Por su parte, de diputada provincial, María Dolores Amo, señaló que «el pueblo se ha volcado con esta imagen en un día de felicidad, denotada en la cara de los carpeños en una jornada de ilusión, por lo que felicito a este pueblo y a su alcaldesa».

Tras la misa, la imagen recorrió las calles del pueblo, con una procesión extraordinaria en la que calles y balcones fueron decoradas para la ocasión.