Antonio Palomino Flores fundó Espumacor hace poco más de diez años. Comenzó “bajo cero”, no por temperatura sino a nivel económico, y hoy, gracias a su humildad, trabajo y seriedad, se ha convertido en un claro ejemplo de que se puede evolucionar con solidez. Recuerda que la compañía la comenzó con su padre y otro operario y hoy son 17 las personas que le acompañan en esta aventura. Dirige una empresa con un claro concepto familiar. Sus dos hermanos, Rafael y Alejandro, le acompañan en este proyecto. El primero está al frente del departamento de la espuma y el segundo en los almohadones.

-¿Cómo es la vida del empresario?

-Muy acelerada. Siempre vas pensando en “más” y no paras a reflexionar, pero cuando miras hacia atrás ves la evolución de tu proyecto. Dentro de estos años, el balance es positivo y no me puedo quejar del ritmo, teniendo buenas vibraciones y grandes retos para el próximo año 2019.

-¿Cuál es su filosofía de trabajo?

-Unas grandes dosis de constancia, disciplina, respeto, educación, humildad y sacrificio.

-¿A qué se dedica Espumacor?

-Nosotros ofrecemos un servicio a la tapicería, tanto en almohadones para respaldos como cojines, fibra, colchones viscolásticos, etcétera. En espumas tenemos de todas las clases, desde la que repele el agua, que actúa como filtro, viscolásticas, espumas antiescaras, etcétera. Nuestros sectors más fuertes son la tapicería y la colchonería. Vamos trabajando a nivel nacional.

-¿Cómo ha ido evolucionando su compañía desde sus inicios?

-Solo conocíamos la zona de Villa del Río y algunos clientes salteados de la zona de Sevilla. Con mucha constancia, saliendo de viaje, costándote al principio el dinero y dedicándole muchas horas a esto fue abriendo nuevos mercados. Poco a poco fuimos abriendo nuevas zonas en Jaén, Sevilla, Málaga, Madrid y Onteniente.

-¿Cómo superaron la crisis del sector?

-Con una buena gestión por parte de mi padre. Yo procedo de este mundo y fuimos sorteando muchos obstáculos, desde algunos clientes que no nos pagaban, problemas financieros en ciertos momentos, tratando al mismo tiempo con clientes que pensaban que nosotros nos encontrábamos en la misma tesitura de la empresa en la que yo estaba anteriormente trabajando. Pero bueno, con una buena labor financiera y trabajo se va saliendo adelante. Fuimos moviendo fichas y se ha sacado el barco a flote. También estoy rodeado de buena gente. Mis pilares son mis padres, Antonio y Juliana.

-¿Se ve celebrando los 20 años al frente de esta industria?

-Sí, y los 30 y los 40 si Dios me da salud. Espumacor no quiere ser una canción de verano. Es una empresa que está adquiriendo solera y que está pesando cada vez más en el sector. Es una empresa de carácter familiar y el objetivo es mantener la línea de cara al futuro, porque los cimientos son sólidos. Quiero que la empresa vaya evolucionando.

-¿Qué ambiente se respira en su empresa?

-Nuestra plantilla es como de la familia. El pasado sábado tuvimos la comida de Navidad, también celebramos el décimo aniversario. Soy una persona que me gusta hacer piña porque al fin y al cabo todos formamos parte del engranaje de funcionalidad de la empresa. Teniendo una buena plantilla se consigue un buen negocio, y con ello se mantienen a los clientes. Se da el caso de que he dejado de vender a clientes porque han tocado a mis trabajadores y eso no lo puedo permitir, porque para mí se merecen todos los respetos.

-¿El hecho de ser el mayor de los hermanos fue lo que le impulsó a tirar del carro?

-No. Yo comencé solo. Como todo en la vida, necesitas delegar y qué mejor que hacerlo que en tus propios hermanos. Son buenas personas, trabajadores, humildes y qué mejor que tenerlos a ellos. No pienso que me puedan defraudar.