Los días grandes de la Semana Santa en los pueblos del Alto Guadalquivir son ya prácticamente todos, pero el Jueves y el Viernes Santo se produce un punto de inflexión en cada núcleo.

Concretamente, la Semana Santa de Bujalance, debido a su belleza, grandiosidad y peculiaridad, está declara de Interés Turístico Nacional de Andalucía, y un año más se espera con gran expectación. Es una semana repleta de emociones e intensos momentos de religiosidad y de ancestrales tradiciones que se llevan muy adentro y que se manifestarán a cada uno de los bujalanceños y de los visitantes que llegue a nuestra tierra. Es todo un espectáculo lleno de la belleza plástica de las imágenes a su paso por el encanto de calles y plazas rodeadas del rico patrimonio monumental de Bujalance.

Sobresale por su singularidad, el desfile colorista, gallardo y musical del Imperio Romano, algo imprescindible en la Semana Santa Bujalanceña, que va muy unido a ella, una de sus principales señas de identidad, acompañando a los pasos, en los procesiones de Domingo de Ramos, Jueves Santo, Viernes Santo y Domingo de Resurrección. Sin el Imperio Romano, la Semana Santa bujalanceña, perdería uno de sus mayores encantos y su peculiaridad.

En El Carpio destacan estos días la escenificación del Prendimiento, un acto que tiene cada vez una mayor relevancia entre vecinos y visitantes. Es emocionante ver esta escenificación, tan bien preparada y elaborada, en la plaza de Blas Infante, con los centuriones romanos abriendo camino en el cortejo. Pero no hay que perder el Domingo de Ramos la procesión de La Borriquita.

Pero la madrugada del Nazareno y la Nazarena es realmente espectacular. Ver pasar la imagen junto al silencio de la noche es verdaderamente emocionante. El Viernes Santo, el Crucificado, la Dolorosa y el Santo Sepulcro (con su espectacular paso único en su género), y luego la Soledad, suponen un punto y seguido en unos días de gran emoción cofrade.

En Adamuz, además de los diferentes momentos pasionales, destaca el encuentro que cada domingo de Resurrección protagonizan Nuestro Señora Resucitado en la Puerta de la Villa, a la hora de recibir a su Madre, la patrona de la localidad, Nuestra Señora del Sol, que permanecerá en el pueblo hasta la madrugada del 15 al 16 de agosto. Así que durante todo este tipo la imagen será la protagonista de los grandes momentos del pueblo, desde las comuniones hasta las bodas, así como de multitudinarias fiestas religiosas en su honor. Sin duda, es emocionante ver como los vecinos reciben a su protectora cada año.

En Cañete de las Torres, las tres cofradías, los blancos, los negros y los morados participan activamente en los diferentes momentos de Pasión, siendo, hoy por hoy, una de las Semanas Santas que más han crecido durante los últimos años, gracias al trabajo de muchos jóvenes cofrades que hoy se encuentran en su periodo de madurez.

En Montoro el Jueves y el Viernes es también especial. Todo gira en torno a la Veracrux y el Nazareno, pero también con multitud de momentos mágicos explicados en otro apartado.

En Pedro Abad el Jueves Santo tiene lugar la escenificación del Prendimiento, con la participación activa de los apóstoles en una fiesta catalogada de Interés Turístico de Andalucía de caráctar etnográfico. La belleza de la Virgen de los Dolores, la madrugada con el encuentro en la calle Santa Rafaela María, que este año se presume que será muy especial debido a la falta de Francisco Aguilar, el Niño del Deportivo, que falleció recientemente y que siempre agasajaba en su casa a todos los penitentes. Las tres caídas de Jesús, el Sermón del Paso y la procesión del Santo Entierro marcan un paréntesis en los días de fiesta cofrade en esta localidad.

En Villa del Río el jueves es también un día grande, junto al viernes. La agrupación de cofradías, con Francisco Sendra al frente, está desarrollando una importante labor a todos los niveles. La madrugá es espectacular.

Igual que en Villafranca, donde poco a poco los vecinos se van implicando cada vez más en esta celebración, que está ganando no solo en tallas sino también en la particular forma de llevar los pasos, prácticamente todos a hombros. El encuentro del jueves en el arco hay que vivirlo.