Antes de comenzar el último certamen de bandas de Adamuz, la hermandad del Nazareno quiso rendir un homenaje a título póstumo a su hermana Rafi Amil. Los miembros de la cofradía dijeron que «sigue muy presente entre nosotros, no hay reunión o acto que no hablemos y recordemos anécdotas de ella, anécdotas que hacen que a veces se nos escape una lagrimilla y otras una sonrisa. Porque allí donde estaba se hacía notar».

Recuerdan que, por estas fechas, ya estaba como una loca organizando y repartiendo trajes de nazareno, organizando la misa..., un revuelo le encantaba».

Concluyen que «en los duros comienzos de esta hermandad fue los pies y las manos de nuestra imagen, y hoy estamos seguros que está su lado, escuchando expectante los sones de las bandas, especialmente de la suya, de la que presumía de haber bordado con sus manos el banderín». Ya que ese día la banda estrenaba un nuevo banderín, quisieron hacer entrega del antiguo a su familia, «porque quien mejor que ellos para guardar esto como un tesoro». Varios hermanos fueron también reconocidos por su trayectoria.