Dani Salinas Canalejo está al frente de la Gastrotaberna Al Sur, un lugar situado en la avenida de Andalucía, donde la cocina brilla con luz propia gracias a su dilatada experiencia en el sector. Este joven ha trabajado desde muy pequeño entre fogones, como el restaurante del Hotel Mirador de Montoro, Casa Fran y Cuevas Romanas en Córdoba, pero desde muy niño había sentido pasión por esta profesión. Recuerda que tiene influencias de su tío Juan Manuel, que estuvo de maître durante muchos años en el restaurante el Gran Hotel El Coto, de Matalascañas, y luego montó un chiringuito, así como de su tía Juanita, hermana de su abuela, que también fue cocinera y regentaba un restaurante en Madrid. Su carta es una prueba evidente de su experiencia acumulada a lo largo de todos estos años: una cocina tradicional con toques de innovación, todo ello con una relación calidad/precio muy buena.

Por tanto, en Gastrotaberna Al Sur, desde que abriera hace cuatro meses, han sido muchos los vecinos del Alto Guadalquivir los que han pasado por ella, dada su cocina sencilla, innovadora, creativa y casera, “utilizando siempre elementos naturales, de máxima calidad y de elaboración propia”.

Desde el jueves hasta el domingo no paran de llenar, gracias a esta peculiar forma de elaborar sus platos, donde el sabor, la calidad y la cantidad son los tres elementos que lo han convertido en un referente de la gastronomía en la zona. Su carta la irá renovando cada seis meses. Concretamente para esta nueva temporada destacará el típico salmorejo cordobés, el salpicón, la ensaladilla de pulpo, nuevas ensaladas y mucho más.

Respecto al turismo gastronómico montoreño, Dani Salinas apunta que «está despuntando, ya que cada vez se están haciendo mejor las cosas por parte de algunos restaurantes y con ello se consigue que cada vez sean más los prescriptores que llegan a nuestra tierra y se van cargados de emociones a través del sabor y de la belleza de nuestro casco histórico artístico».

Por último este cocinero montoreño apunta que «se está logrando otro tipo de cocina, y no solo flamenquines y montaditos de lomo, sino platos que recogen reminiscencias de la cultura montoreña con un sabor que la hace diferente al resto». De hecho, cada vez está llegando más gente de fuera, lo que le convierte en un punto de reclamo.