En materia de gestión de residuos las administraciones públicas del sur de Europa suelen centrar sus esfuerzos en las labores de reciclaje, pero mucho menos en el fomento de la reutilización de los residuos por parte del ciudadano particular y en la reparación de enseres que pueden tener una segunda vida, completando así el círculo de las llamadas cuatro R de la economía circular: reducir, reciclar, reutilizar y reparar.

En este marco, la Unión Europea ha aprobado recientemente el proyecto Reusemed, que lidera en España la empresa municipal Saneamientos de Córdoba (Sadeco) con la colaboración de la Asociación Nacional de Empresas Públicas de Medio Ambiente (Anepma), cuyo objetivo es fomentar las actividades de reutilización, configurando una auténtica red en este sentido en toda la ciudad. Este proyecto, que cuenta con una inversión de la UE de 3,2 millones de euros -de los cuales casi 850.000 euros serán gestionados por Sadeco- se enmarca dentro de la convocatoria ENI CBC Med, la mayor iniciativa de Cooperación Transfronteriza (CBC) implementada por la UE en virtud del Instrumento Europeo de Vecindad (ENI).

El ENI CBC Med reúne los territorios costeros de 14 países de la UE y países socios del sur del Mediterráneo con el fin de fomentar un desarrollo justo, equitativo y sostenible en ambos lados de las fronteras de la UE en el Mediterráneo; y en e l caso del proyecto Reusemed participan, junto a Sadeco y Anepma, entidades públicas de Italia, Túnez y Jordania.

«El objetivo de este proyecto es fomentar las actividades de reutilización, la última etapa de la economía circular, desde las administraciones y las empresas públicas que se dedican a la gestión de residuos. Darle fuerza y visibilidad a estas actividades», explica el director del Departamento de I+D+i de Sadeco y técnico responsable del proyecto, Jesús Diz.

Así, Reusemed persigue la promoción general de la cultura de la reutilización desde el ámbito municipal y más doméstico, dando forma y respaldando una actividad que generalmente se realiza de manera marginal y parcial -aparte de las actividades de reutilización a nivel industrial-, pero que adecuadamente estructurada y gestionada podría convertirse en un foco de sostenibilidad ambiental, empleo y solidaridad en áreas urbanas.

Con un periodo de ejecución de 30 meses, que comenzó el pasado mes de septiembre y que alcanzará febrero del 2023, este proyecto que ahora comienza a arrancar desarrollará en Córdoba varias iniciativas, como el fomento del autocompostaje de materia órganica en zonas residenciales situadas en los alrededores de la ciudad.

En concreto, mediante composteros individuales o comunitarios para 20 o 40 vecinos facilitados por Sadeco, y con el apoyo de sus técnicos, se incentivará que los residuos orgánicos, de poda y vegetales se conviertan en compost en sus propios lugares de origen.

De igual manera, Sadeco fomentará los denominados repair café, en los que se enseñará a realizar pequeñas reparaciones de enseres de todo tipo en comercios de la ciudad. Comercios y mercados que contarán también con corners o puntos de información que darán publicidad a los objetivos de este proyecto.

No en vano, y entre otras cifras, se estima que un 2% de tan solo los residuos orgánicos que se generan podrían ser reutilizados, según Jesús Diz, por lo que también en mercados municipales y otros puntos de la ciudad se instalarán depósitos para alimentos no perecederos, que serán destinados a bancos de alimentos.

Además, el proyecto también contempla la instalación de un centro de reutilización en un ecoparque de Sadeco aún por definir, «una especie de pequeño taller» de enseres, explica Diz, que contendrá espacios para exposición y venta.

Todo ello acompañado de acciones de difusión y promoción, junto a una app que desarrollará Anepma a nivel nacional para ayudar a que los ciudadanos se deshagan de enseres que puedan estar disponibles para un segundo uso.

En definitiva, un proyecto liderado por Sadeco cuya filosofía se centra en que la vieja ecuación de la economía lineal de producir, usar y tirar ya no es válida, y que es inevitable entrar en la era de la economía circular, en la que los residuos que generamos todos son recursos que pueden completar nuevos ciclos en una economía más verde y sostenible, contribuyendo así también a mitigar los efectos del cambio climático.