¿Qué efectos puede tener el cambio climático en cultivos tan importantes para la economía cordobesa como el olivar? Entre los distintos estudios que sobre la materia se vienen realizando, uno de los más recientes ha sido el trabajo elaborado por los investigadores de la Universidad de Córdoba (UCO) María Benlloch González, Manuel Benlloch Marín y Ricardo Fernández Escobar sobre los efectos de estos cambios en la floración y la producción del olivo, concretamente en dos de sus principales variedades, la picual y arbequina, con presencia en los campos de la provincia.

Este estudio, titulado An approach to global warming effects on flowering and fruit set of olive tres growing under field conditions, ha resultado recientemente ganador del 5º Premio Internacional Castillo de Canena de Investigación Oleícola Luis Vañó, convocado por esta empresa oleícola jiennense con el apoyo de la Universidad de Jaén y la Universidad de California en David (UC Davis), de Estados Unidos, y en el mismo se abordan los efectos del cambio climático en este cultivo.

Ricardo Fernández, que como los otros dos autores del estudio son profesores miembros del Departamento de Agronomía de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica y de Montes (Etsiam) de la UCO -e investigadores del Campus de Excelencia Internacional Agroalimentario (CeiA3)-, explica que el objetivo de este trabajo es analizar el comportamiento del olivo «en las zonas más vulnerables al cambio climático», es decir, en aquellas en las que, como en buena parte de la provincia cordobesa y de Andalucía, se prevé un incremento notable de las temperaturas, «lo que puede llevar al olivar a unos desastres de producción bastante grandes».

No en vano, y tras estudiar durante tres años el crecimiento, floración y fruto de olivos en el campo sometidos a 4 grados más de temperatura continua en terrenos del campus de Rabanales, en relación a otros olivos a temperatura natural, el estudio llega a la conclusión de que un aumento de 4 grados supone que los árboles «crecen más, pero su producción de aceitunas es bastante menor, así como el tamaño de sus frutos», aunque de las dos variedades analizadas, la arbequina es la que mejor tolera las altas temperaturas. Además, y ciñéndose a las aceitunas, estas presentan un tamaño más pequeño «y también observamos que bajan su nivel de polifenoles y sus ácidos grasos, y presentan una menor relación pulpa-hueso», explica este catedrático.

En concreto, y para determinar los posibles efectos del calentamiento global sobre la fenología floral y la producción de frutos en condiciones de campo, los olivos fueron sometidos a una temperatura 4 grados más cálida que la ambiente mediante el uso de dispositivos de calefacción y ventilación controlada. Depués de tres años de estudio (entre el 2015 y el 2017), los resultados obtenidos han demostrado que el aumento de la temperatura conlleva «un avance en la fecha de floración, una extensión del período de floración y una reducción en la producción de fruto, con condiciones que pueden reducir el rendimiento».

Frenemos los efectos del cambio climático

Diario CÓRDOBA busca las mejores iniciativas para combatir la emergencia climática global

Así, y ante los diferentes escenarios de cambio climático que se barajan, el descenso de la producción puede llegar incluso a disminuir un 50%, según las estimaciones de este primer trabajo, aunque Ricardo Fernández señala que es necesario continuar con más estudios y variedades para precisar aún más los efectos del calentamiento global en los olivos.

No en vano, estos investigadores han comenzado con el estudio de las dos citadas variedades en un primer acercamiento a la cuestión, ya que actualmente buscan financiación para poder estudiar con la misma tecnología y metodología de la que ya disponen otras variedades importantes en el sector olivarero andaluz y español, tanto de aceite como de aceituna de mesa, como la hojiblanca, manzanilla y cornicabra (en este último caso más común en La Mancha y Extremadura). Además, y de cara al futuro del sector olivarero, estos investigadores también apuntan que conviene analizar las consecuencias que el cambio climático puede traer a aspectos como la polinización, o cómo pueden mejorarse las técnicas de cultivo y riego ante el nuevo horizonte climático.