El sector de la construcción, de edificios residenciales e infraestructuras, es uno de los sectores más contaminantes a nivel mundial y, por lo tanto, uno de los que más contribuye al aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero. Según los expertos, el 40% de todos los materiales utilizados en la Unión Europea está destinado a la construcción y mantenimiento de edificios.

Para hacer frente a esta situación y a la amenaza que supone el cambio climático este sector está adoptando nuevas estrategias de construcción más sostenibles, donde Córdoba es uno de los puntos de referencia en la actualidad, a través del Centro de Innovación Andaluz para la Construcción Sostenible (CIAC, que gestiona la Fundación del mismo nombre), cuya sede se encuentra en el Parque Científico Tecnológico de Córdoba Rabanales 21.

En el marco de estas nuevas estrategias, la Fundación CIAC está apostando por el desarrollo de nuevas formas de construcción que preserven los recursos naturales, «y que avancen hacia una nueva cultura del mantenimiento y hacia nuevas formas de construcción con el objetivo de reducir al máximo las emisiones de efecto invernadero», como explica el director gerente de esta fundación, José Manuel LLoris.

Entre diversas iniciativas, el CIAC está desarrollando el proyecto Redurcon, que aborda el estudio de nuevos materiales autorreparadores para mejorar la durabilidad de los materiales de construcción.

Los materiales autorreparadores tienen la capacidad de repararse a sí mismos cuando sufren un daño, y en el ámbito de la construcción están dando lugar en todo el mundo a nuevos productos como el bio-hormigón, capaz de autorrepararse mediante la introducción en el hormigón de un nuevo aditivo compuesto por pequeñas cápsulas que contienen bacterias y lactato de calcio, que cuando se rompen por la acción del agua que penetra en las posibles grietas que puede sufrir el hormigón, las bacterias provocan una reacción química que crea caliza solidificada e insoluble, rellenando estas grietas y solucionando el problema.

«El objetivo -indica el director gerente de esta fundación- es buscar nuevas formas para reducir las necesidades de materias primas en la producción y el consumo del sector, intentando superar las barreras existentes para su implantación en el mercado».

Así, con los materiales que está desarrollando el CIAC se podrán obtener hormigones más duraderos que generen unos menores costes de mantenimiento, y garanticen un incremento de la vida útil de las estructuras, con la consiguiente reducción de recursos.

En otro de los trabajos que actualmente se están llevando a cabo, en el marco del proyecto Aeroclays, se desarrollan nuevos materiales aislantes para su aplicación en edificación, mejorando así la eficiencia energética de los edificios. Son nuevos materiales basados en arcillas modificadas que se han mostrado mucho más eficaces en ensayos de laboratorio que los aislantes tradicionales.

Así, desde el CIAC, se está llevando a cabo el desarrollo de prototipos para probar estos materiales a escala real.

La Fundación CIAC se creó en marzo del 2008 como una organización privada sin ánimo de lucro, y el centro que gestiona está reconocido como centro de innovación y tecnología dentro de los agentes del sistema Andaluz de Conocimiento.

En concreto, sus campos de actuación más específicos son la edificación, la rehabilitación, protección del patrimonio arquitectónico, infraestructuras del transporte y obra civil en general. En este sentido, desde la Fundación CIAC se pretende aunar, aprovechar y reunir los intereses de todos los agentes implicados en el sector de la construcción, «apoyando la transferencia de tecnología e impulsando la competitividad industrial desde el fomento de la innovación, para potenciar y posicionar el sector de la construcción andaluz a nivel nacional e internacional», afirma José Manuel Lloris.

Todo ello bajo el paraguas de la sostenibilidad, que, como apunta el director gerente de esta fundación, vertebra todos los proyectos y actividades del centro, por lo que, en mayor o menor medida -incluso desde el ámbito de la formación- se contribuye a la lucha contra el cambio climático.