--¿Cuáles son los principales problemas que ha observado como organización durante esta crisis?

--Uno de los principales problemas ha sido adaptarse de una situación precrisis predominantemente presencial a gestionar esta situación de forma telemática y donde, en el mejor de los casos, existían herramientas infrautilizadas y/o poco evaluadas. En multitud de casos ha habido que improvisar sobre la marcha. La adaptación al teletrabajo, a medidas de seguridad inauditas, la búsqueda de operatividad ante un escenario desconocido, todo ello en tiempo récord, ha sido un reto que ha puesto a prueba a todos.

--¿Qué medidas han adoptado para hacer frente a la crisis sanitaria?

--Ante todo de protección de la salud con medidas de protección individuales y colectivas. Posteriormente, armarnos de información ante la nueva realidad y medidas jurídicas para hacer una labor eficaz de asesoramiento a los trabajadores (sorprendidos por un nuevo escenario jurídico-laboral), fuesen afiliados o no, e incluso a colectivos como los autónomos y empresarios, a quienes también hemos atendido, asesorado, apoyado y conectado con las instituciones cuando nos la han solicitado.

--¿Qué piden a las administraciones para volver a la nueva normalidad?

--Lo primero, atención a los colectivos más vulnerables, a los que se han quedado fuera de toda protección social, exigiendo que sean una prioridad. Posteriormente, proponer políticas para que no se vuelva a repetir la situación en la que los más débiles, la clase trabajadora, pague la crisis, como ya pasó a partir del 2008. El objetivo no puede ser mantener la rentabilidad de las empresas a costa de las espaldas de los trabajadores. Una empresa no es una cuenta de resultados ni un capital social, es el compromiso, que va más allá de lo contractual, en el crecimiento y esfuerzo conjunto. En definitiva, salir todos juntos y no unos sobre otros.

--¿Por qué hay que consumir productos cordobeses y qué valores destacaría de la agricultura y ganadería cordobesas?

--Porque conlleva al enriquecimiento endógeno, a fortalecer la economía local, a propiciar empleo en lo municipal, a generar dinámicas de consumo en lo local, en definitiva a dar valor añadido a “lo nuestro” en vez de enriquecer carteras que aportan poco en ese sentido. Además, nuestras tierras, nuestros agricultores y ganaderos, son garantes de productos de calidad, con garantía y sello autóctono, algo inestimable. Somos afortunados y es sacrílego dar la espalda a ese obsequio.