La pandemia de coronavirus continúa provocando distintos efectos a nivel económico que se recogen en las estadísticas a medida que se suceden los meses. De este modo, la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible ha informado de una nueva consecuencia de la crisis sanitaria y es la fuerte reducción de la inscripción de nueva maquinaria agrícola en Andalucía y, en concreto, también en la provincia de Córdoba.

Durante el primer semestre del año se han dado de alta 415 tractores y otras máquinas como las automotrices, arrastradas, suspendidas y los remolques, que son utilizadas en el proceso productivo con distintas finalidades como la recolección de los cultivos, la preparación del suelo, la siembra y el aporte de fertilizantes y agua. Esta cifra representa un descenso del 62% respecto a los 1.078 aparatos que los agricultores cordobeses inscribieron en el Registro Oficial de Maquinaria Agrícola entre enero y junio del año pasado.

La caída ha sido más acusada en la provincia que en la comunidad autónoma, donde los 2.792 aparatos dados de alta suponen una bajada interanual del 52%. Córdoba ha aportado el 15% del total de las máquinas inscritas en este periodo.

Por otro lado, los números son más significativos si se tiene en cuenta que en el pasado 2019 la inscripción de maquinaria se incrementó un 67% anual hasta junio en la provincia (con 1.078 máquinas, como se ha referido) y un 51% a nivel regional, al registrarse la adquisición de 5.787.

El presidente de la Asociación de Jóvenes Agricultores (ASAJA), Ignacio Fernández de Mesa, señala que estos datos «encajan dentro del problema de España en estos tiempos, hay una parada de la inversión y el consumo por la inestabilidad de los mercados». En este sentido, relaciona la evolución con la crisis generada por la pandemia de coronavirus y recuerda que en Córdoba se fabrica maquinaria agrícola «de alta calidad», por lo que esta situación «afecta a la industria». No obstante, apunta que confía en que la actividad «se vaya recuperando en cuanto se normalice la situación».

De su parte, el secretario general de UPA, Miguel Cobos, explica que, en su opinión, son dos los factores que influyen en el descenso de la adquisición de maquinaria agrícola. Por un lado, afirma que «se está comprando menos maquinaria, la crisis de los precios afecta y no se renueva como cuando los productos tienen un precio más razonable, que permite al menos cubrir los costes de producción». Así, alude al precio del aceite de oliva, puntualizando que representa más del 50% del valor de la producción agraria en Córdoba, pero, como publicó este periódico recientemente, un estudio de la Asociación Española de Municipios del Olivo (AEMO) apunta que el 71% de la superficie cultivada en el país no es viable atendiendo a los precios que se pagan ahora por el producto.

En segundo lugar, el secretario general de UPA destaca la burocracia y las restricciones derivadas de la crisis sanitaria como una dificultad para el registro de la maquinaria con la que se dotan las explotaciones, y precisa que «hay que pedir cita y no se está inscribiendo». Cobos aclara que el registro es obligatorio salvo para los aparatos de labranza y detalla que «hubo un tiempo en que hubo que inscribir todas las máquinas y esto provocó un boom de inscripciones».

Sin ferias ni ayudas

La secretaria provincial de COAG, Carmen Quintero, coincide con el responsable de UPA en reseñar que el fuerte descenso de la inscripción de nueva maquinaria agrícola en Córdoba «se debe a la pérdida de rentabilidad en las explotaciones agrarias. Los agricultores tienen menos poder adquisitivo».

A este escenario añade, asimismo, otros condicionantes que a su juicio podrían incidir en este resultado, como la no publicación de las subvenciones para la modernización de estos aparatos en el campo, que son «un aliciente para comprar», y que debido a la pandemia de coronavirus «hay muchas ferias agrícolas que no se han celebrado». A esto suma, por último, «la incertidumbre que existe» en el sector y en la economía en general por las distintas circunstancias que dificultan poder realizar previsiones sobre lo que ocurrirá en el futuro.