La Universidad Loyola Andalucía, con campus en Córdoba, tiene en cuenta la lucha contra el cambio climático desde la propia formación que se imparte a los alumnos. Además, la sostenibilidad es un elemento fundamental en los nuevos edificios que ha ido construyendo en los últimos años, como el edificio 4 de su campus cordobés inaugurado en el 2012, que se realizó con criterios sostenibles y de eficiencia energética, y donde prima la iluminación natural, la climatización, la ventilación eficiente y las cubiertas vegetales.

Asimismo, esta universidad viene desarrollando diversos proyectos y líneas de investigación relacionados con el desarrollo sostenible. Entre ellos, investigadores de la Loyola Andalucía están trabajando en el desarrollo de nuevos procesos de almacenamiento de energía y captura de dióxido de carbono (CO2).

En concreto, Carlos Ortiz, investigador principal de este estudio, del Departamento de Ingeniería de la Universidad Loyola y miembro del grupo de investigación Materiales y Sostenibilidad, trabaja en el análisis de procesos que den una respuesta conjunta y sinérgica a retos planteados para descarbonizar el sector energético. Su principal línea de estudio es el proceso químico y cíclico llamado Calcium-Looping (CaL), el cual consiste en la calcinación-carbonatación multicíclica del carbonato de calcio (CaCO3), constituyente en un 90-99% en la piedra caliza. Mediante este proceso se alternan de manera cíclica el almacenamiento y la liberación de energía térmica, así como la captura y el almacenamiento de CO2.

«Este proceso presenta una interesantísima particularidad en cuanto a su potencial aplicación, y es que cuenta con características ideales para su integración como sistema de captura de CO2 en plantas de combustibles fósiles y como sistema de almacenamiento termoquímico de energía en plantas solares así como con otras fuentes renovables», explica Carlos Ortiz.

Este mismo grupo de investigación desarrolla también un proyecto para transformar gases de efecto invernadero en un azúcar comestible, mediante un proceso químico que permita generar productos de valor a partir de gases de efecto invernadero como el CO2. A través de dos procesos químicos bien definidos, estos investigadores están tratando de convertir este gas en azúcares que podrán ser viables para la industria alimentaria, así como en otros productos de interés general para la industria química.

Según afirma el investigador principal de este proyecto, Juan Carlos Serrano, «la transformación que queremos desarrollar imita en cierta forma al proceso natural de fotosíntesis que realizan las plantas desde hace millones de años». «El gran problema que nos encontramos con el CO2 es que es una molécula muy estable químicamente y que, por tanto, es muy difícil de transformar. En este proyecto pretendemos realizar esta transformación de una forma eficiente y mediombientalmente sostenible», añade.

Asimismo, y entre otras líneas, se trabaja en un proyecto para diseñar baterías más sostenibles mediante técnicas computacionales. Un proyecto para desarrollar una plataforma de simulación virtual de baterías, empleando como prueba de concepto las baterías de doble grafito, una nueva tecnología que permitirá obtener baterías más sostenibles y escalables para su uso en energías renovables, automoción o grandes infraestructuras. Los científicos de Loyola ensayarán de manera virtual las posibilidades de este nuevo sistema de almacenamiento de energía más barato, seguro y medioambientalmente respetuoso que las actuales baterías de ión Litio.

En definitiva, ejemplo de las capacidades de investigación que se generan en esta universidad y cuyos resultados pueden ser transferidos a las empresas y a la sociedad en general. En este marco, la Universidad Loyola suscribía la pasada semana un acuerdo marco con la empresa cordobesa Refractraris para desarrollar y ejecutar proyectos de investigación en materia de transición energética, desarrollo sostenible y cambio climático. Una empresa ubicada en Montemayor cuyo negocio principal se centra en el diseño, producción e instalación de aislamientos para equipos industriales de altas temperaturas, y de cuyo proyecto para la puesta en marcha de una planta de gasificación para valorización energética ya informó CÓRDOBA hace unos meses en esta misma sección. Con el citado acuerdo, la Universidad Loyola Andalucía y esta empresa, afirman, «profundizarán en la economía circular».