Las reservas de la biosfera de Andalucía no aprovechan las implicaciones de esta declaración de la Unesco, no solo en la conservación sino en el desarrollo social, económico y cultural, según una tesis doctoral que propone un modelo teórico de participación.

La autora de la tesis defendida en la Universidad de Córdoba, Paula Andrea Castaño Quintero (Colombia, 1975), considera que «se le podría dar muchísima más difusión y se podrían aprovechar mucho más» los nueve reconocimientos que Andalucía tiene entre su «patrimonio natural reconocido a nivel nacional e internacional».

Castaño afirma que el beneficio sería superior «si pudiésemos darle ese plus, ese reconocimiento de que son además reservas de la biosfera y de las buenas implicaciones que tiene para el territorio, que no solo es conservación sino que son iniciativas de desarrollo social, económico y cultural».

La doctora, que lleva trabajando en esta temática desde el 2014 en el equipo de Eugenio Domínguez, catedrático emérito de Botánica, director de la tesis junto a María Victoria Gil Cerezo, entiende que se «podría hacer un esfuerzo mucho más grande» para proyectar las potencialidades de las nueve reservas de la biosfera de Andalucía. En su opinión, el hecho de que la comunicación no esté desarrollada quizás se deba a que se encuentra centralizada en la Consejería de Medio Ambiente, «en una única web», y también por la fuerte influencia de la superposición de las distintas figuras de protección en el mismo ámbito territorial. Esto a la población le resulta muy ambiguo, «no se sabe por qué se han declarado tantas figuras de protección y consideran que con una podría ser suficiente», indica.

MAYOR DIFUSIÓN / Para Paula Andrea Castaño, es necesario que los gestores y responsables lleven a cabo un esfuerzo en sus programas de comunicación y den mayor difusión de las implicaciones que supone para el territorio porque, de hecho, «con ello se pretende contribuir al desarrollo sostenible».

Junto a Doñana, en Andalucía tienen esta consideración la Sierra de Grazalema, las Sierras de Cazorla, Segura y las Villas, las Marismas del Odiel, Sierra Nevada, la Sierra de las Nieves y su entorno, el Cabo de Gata-Níjar, las dehesas de Sierra Morena y la zona intercontinental del Mediterráneo, compartido en este caso con Marruecos, lo que abarca 61 municipios en las ocho provincias de Andalucía y 48 en tres provincias marroquíes.

El trabajo doctoral propone «un modelo teórico para la participación porque el Programa MaB (Programa Hombre y la Biosfera, conocido por sus siglas en inglés) ha pedido que se gestionen desde la participación». Esto se debe a que la Unesco «considera que ayuda a mejorar la implantación, a lograr los objetivos, a que las personas se involucren en el proceso, permitiendo su continuidad», precisa Castaño.

En su tesis, titulada Reservas de la biosfera: actores interesados y toma de decisiones. Un análisis holístico, la nueva doctora por la Universidad de Córdoba las analiza «como modelos y laboratorios de desarrollo sostenible, ya que se trata de los tesoros más valiosos de la geografía andaluza».

El modelo teórico que propone no persigue establecer un esquema fijo de organización, sino ofrecer «herramientas para disminuir las diferencias entre los órganos de participación, porque algunos son más dinámicos que otros y están mejor valorados por las comunidades».

Se trata, señala, de «una propuesta inicial que queremos que sea estudiada por otros miembros del Comité Español del Programa MaB», en todo caso abrir «una línea de investigación que consideramos que puede seguir creciendo».

El modelo describe unas cualidades elementales para los órganos de participación, a los que describe como «disposiciones organizativas que facilitan la integración y la participación de una gama adecuada y representativa de sectores en el apoyo a la toma de decisiones en las reservas de la biosfera».

Como órganos consultivos que persiguen el desarrollo sostenible, deben «garantizar que los procesos de consulta a la población sean bien llevados a cabo, que los acuerdos a los que llegan sean sólidos, técnicos y que incluyan a la mayoría e integrar instituciones y comunidad en la búsqueda del desarrollo sostenible».