A grandes males, grandes remedios. Las industrias agroalimentarias cordobesas trabajan para paliar la pérdida de mercado que ha supuesto la entrada en vigor, hace ahora un año, de aranceles del 25% establecidos por el Gobierno de Estados Unidos a raíz de unas ayudas europeas ilegales concedidas a Airbus. La búsqueda de nuevos mercados, la adquisición de aceite a otros países o el ajuste de márgenes son algunas de las medidas adoptadas para continuar la actividad exportadora.

Francisco Torrent, consejero delegado de Aceitunas Torrent y presidente de la comisión agroalimentaria de la Confederación de Empresarios de Córdoba (CECO), recuerda que ya en el 2018 se impuso por parte de EEUU (que «es el principal importador») una tasa del 35% a la aceituna negra española que supuso una pérdida de cuota de mercado de 40 puntos, pasando del 75% (2017) al 35% (2019). A este se añadió un año más tarde el arancel del 25% a la aceituna verde, «que está suponiendo un descenso de la exportación de más del 30% en lo que va de año».

Este empresario admite que «el golpe ha sido importante, pero en nuestro caso estamos diversificados y nos afecta menos», señala, aludiendo a las relaciones comerciales de esta empresa con diferentes países.

Así, opina que, en líneas generales, el nuevo arancel supone una «falta de competitividad tremenda con países como Egipto y Grecia, y ya no te digo los años que Argentina tiene cosecha. El año pasado solo ha sido gordo el impacto porque otros países no han tenido cosechas importantes, el efecto del covid-19 ha reducido también las firmas de contratos. La diferencia no es tanta, pero porque no ha habido demanda», aclara.

En cuanto a los efectos que esta nueva situación ha producido en la provincia de Córdoba, Torrente indica que «supone menos ventas y fabricación, también se pierden peonadas y poder adquisitivo, posibilidad de pagar la aceituna a mejor precio. Si tenemos que meterle un 35% para negras y un 25% para verdes, vamos recortando de todos lados», admite.

Cuando se le pide una valoración de la actuación de las administraciones públicas para paliar o eliminar el arancel, Torrent apunta que «desde el primer día estamos diciendo que se han puesto de lado» y se pregunta: «¿Por qué tenemos que pagar lo que haya hecho mal el sector aeronáutico?». Según detalla, la Asociación de Exportadores e Industriales de Aceitunas de Mesa logró que la tasa a la aceituna negra se quedara solo en el 35% emprendiendo acciones legales. «La primera defensa nos costó cinco millones de euros y seguimos peleando», afirma.

De su parte, el director general de Dcoop, Rafael Sánchez de Puerta, confirma que un año después de la entrada en vigor de los aranceles las ventas de aceite de oliva «han caído a niveles mínimos. EEUU ha tenido un crecimiento importante de consumo, pero no ha podido ser con aceite español. España, que había conseguido el liderazgo de manera clara, ha seguido exportando a granel, que se quedó exento de impuesto, pero el aceite envasado ha sido importado de otros países para envasarlo y enviarlo a EEUU. Los 60 o 70 millones de litros que podría haber mandado envasados este año lo ha hecho con aceites de otros países».

A esto se suma, precisa Sánchez de Puerta, que «otros países que nos compraban aceite lo han tenido que comprar a otros. Es el caso, fundamentalmente, de Italia, que venía comprando 100 millones de kilos para su envasado para EEUU y como consecuencia del arancel tampoco ha podido hacerlo».

Este empresario lamenta que «no se ha conseguido nada por parte de nuestras administraciones. El Gobierno de España debería marcarse como prioridad absoluta suprimir ese arancel y nosotros, seguir con el trabajo para ganar cuota de mercado en otros países», detalla.

También las carnes

Además de la aceituna y el aceite de oliva, otro sector agroalimentario perjudicado por las tasas es el cárnico. Fuentes de Covap informan de que esta entidad «se ha visto afectada por el cambio en los aranceles de EEUU en la exportación de productos procesados -picados los denominan en EEUU-, que son los embutidos». En esta línea, manifiestan que el arancel del 25% «ha supuesto en una primera fase un incremento de costes en el proceso de exportación, lo que ha repercutido en un incremento de los precios. No obstante, tanto nuestra filial en EEUU como los intermediarios y nuestros clientes distribuidores se han ajustado en los márgenes para evitar que esa subida de precios no fuera excesiva para el consumidor final».

Asimismo, desde la cooperativa reconocen que «hemos tenido que incrementar nuestra inversión en marketing para mantener ventas. A ello hay que sumar la situación generada con el covid-19, que ha incidido en el mercado a partir del mes de abril», recuerdan.