La denominada economía circular, basada en los principios de reducir, reutilizar y reciclar, no sólo es aplicable a todo tipo de productos que se fabrican y consumen, sino a los propios medios que intervienen en la producción de esos productos.

En este ámbito, y en el caso del olivar cordobés, puede reseñarse el proyecto Reutivar, que ha demostrado la viabilidad que pueden tener las aguas regeneradas (aguas residuales depuradas, sometidas a un proceso de tratamiento adicional o complementario que permite adecuar su calidad al uso al que se destinan) al cultivo del olivar, y que acaba de ser merecedor de uno de los premios Andalucía de Medio Ambiente que cada año otorga la Junta de Andalucía.

En concreto, Reutivar, modelo de riego sostenible del olivar mediante el uso de aguas regeneradas, es un proyecto de I+D orientado a la optimización del uso de aguas regeneradas para riego sostenible, que en este caso se ha aplicado en 150 hectáreas situadas en el sur de la provincia de Córdoba, que producen mayoritariamente olivares, mediante el sistema de riego localizado de alta eficiencia subterráneo.

Este proyecto está liderado por la Asociación de Comunidades de Regantes de Andalucía (Feragua), la Fundación Centro de las Nuevas Tecnologías del Agua (Centa), la Universidad de Córdoba (UCO) y la Comunidad de Regantes de Tintín, de Montilla, y ha conseguido aunar el uso de aguas regeneradas con el desarrollo de un sistema de fertirriego de precisión y la reutilización de los principales macronutrientes necesarios para el olivar -sobre todo nitrógeno, fósforo y potasio- con resultados muy favorables.

Carmen Crespo y José Manuel Cepeda, en la entrega del premio Andalucía Medio Ambiente

Todo ello conjugado, según explican desde la comunidad de regantes de Tintín, con un consumo energético bajo y con costes muy controlados, por lo que también es sostenible y asumible para los propios regantes.

Asimismo, el proyecto ha logrado disminuir los riesgos asociados a la aplicación de aguas regeneradas protegiendo eficazmente a los usuarios, al cultivo y al medio ambiente. En esta línea, se han puesto en marcha medidas que contribuyen a la disminución del riesgo de transmisión de microrganismos patógenos a través del agua.

Con todo, la importancia de este proyecto radica en el hecho de que ha evidenciado el valor y el potencial de las aguas regeneradas para resolver problemas de falta de recursos hídricos en algunas zonas regables de Andalucía, con lo que se podrían transformar zonas verdes de interior que son capaces de generar riqueza y empleo y fijar población en el territorio, “mitigando también los efectos del cambio climático”, afirman sus promotores.

En esta línea, los responsables del proyecto resaltan su importancia para el olivar cordobés y andaluz, no sólo porque el olivar es un cultivo clave en la economía, representando el 55% de la superficie de riego en la región; sino porque Andalucía padece un déficit hídrico estructural “y las previsiones de demanda de agua para el regadío aumentarán con el cambio climático”.

Reutivar recibía esta semana el citado Premio Andalucía de Medio Ambiente 2020 como la mejor iniciativa en la modalidad de Gestión Sostenible del Agua -dentro de las cinco modalidades que comprenden estos galardones-, que el pasado lunes fue entregado por la consejera de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible de la Junta, Carmen Crespo, al presidente de Feragua, José Manuel Cepeda, en la XXIV ceremonia de estos premios que se celebró en el Jardín Botánico Histórico La Concepción de Málaga.

Esta modalidad del galardón trata de destacar las actuaciones que han impulsado la innovación y la difusión de ideas, proyectos y tecnologías con resultados probados para la gestión sostenible del agua, así como aquellas prácticas particularmente significativas de conservación y protección del recurso.

En definitiva, un proyecto desarrollado en Córdoba que ejemplifica la nueva revolución verde y la lucha contra el cambio climático, en este caso desde el sector olivarero en conjunción con los investigadores sobre nuevos usos, tratamientos y tecnologías del agua.

Y es que como afirmaba la consejera el pasado lunes, ante la aplicación de estrategias en la Unión Europea como la arquitectura verde de la Política Agraria Común (PAC) no hay que olvidar que los agricultores “son los primeros en sumar proyectos sostenibles en su día a día, y que sin investigación no es viable el avance”.