La Coronación Canónica de la Virgen de Araceli, patrona de Lucena y del campo andaluz, marcó un antes y un después en la historia de Lucena. Así lo recuerda José Fernández Corredera, de 80 años de edad, que tenía 12 cuando se celebró la Coronación. No olvida el fervor y la devoción que se vivió en aquellas fechas y que era impresionante la multitud de fieles en torno a la Virgen, asegurando que la Plaza Nueva no se ha llenado nunca como en aquellas fechas y que dos semanas antes se celebró una peregrinación al santuario.

Respecto a los actos del día de la Coronación, Fernández Corredera comenta que la idea inicial del Ayuntamiento de la época era celebrar los actos de la Coronación en un espacio abierto fuera del casco urbano, pero que vinieron a Lucena operarios del Ministerio de Información y Turismo, enviados por el Gobierno para el montaje de la decoración de mástiles y banderas y recomendaron al alcalde, que era entonces José de Mora Escudero, que se hiciera en la espaciosa Plaza Nueva.

Recuerda que "la mañana era lluviosa y hubo dos días de preparación con misa pontifical, juntándose en la ciudad al menos cinco obispos que fueron acogidos en las casas de algunas familias". El día de la Coronación vino la Banda del Regimiento de Infantería número 2, el Regimiento de la Reina de Córdoba, y se contrató para ese día el Coro Easo de San Sebastián, gestionado por un sacerdote vasco que se encontraba en Lucena en aquella época, Aquilino Ayerdi Goicoechea. Con música del maestro Aramburu y letra de José María Pemán, se estrenó el himno aracelitano.

La Plaza Nueva se engalanó con bombillas y la Virgen salió en procesión dos veces, por la mañana, para ponerla en el estrado de la Coronación, y por la noche. Comenta que no había aracelitanas, pero sí juegos florales y se formó una corte de damas para el acompañamiento de la procesión. Se hizo un sello local (no de correos), con distintos colores y hubo una exposición de arte sacro en el convento de los Franciscanos. También en 1948 se inauguraron los almacenes reguladores del aceite en el camino de la Estación.