El presidente del Partido Popular, Pablo Casado, que centró en Córdoba la jornada de ayer, mantuvo tras un paseo electoral y una visita a la Mezquita-Catedral un encuentro con militantes, interventores y apoderados del partido, una cita en la que, entre temas de ámbito nacional, tocó asuntos locales como la polémica por la titularidad y la gestión compartida que se ha planteado para la Mezquita-Catedral. Al respecto, Casado consideró que el histórico monumento cordobés y universal «tiene que seguir administrado por la Iglesia», sin cuestionar tampoco su titularidad.

En el encuentro, celebrado en el restaurante El Bandolero, Casado estuvo precedido en el atril por la presidenta de NNGG de Córdoba, Cintia Bustos; así como José María Bellido, portavoz del grupo del PP y candidato de los populares a la alcaldía de Córdoba; Adolfo Molina, presidente del PP cordobés y número 3 en la candidatura del 2-D por Córdoba, y el exalcalde y exsecretario de Estado José Antonio Nieto, cabeza de lista para los comicios autonómicos.

El líder nacional del PP respaldó el anuncio de que las calles cordobesas que cambiarán de nombre en virtud de la Ley de Memoria Histórica (Cruz Conde, Conde de Vallellano o plaza de Cañero, entre otras) vuelvan a recuperar su nomenclatura si Bellido llega a la alcaldía de la ciudad, criticando el «revisionismo histórico». Agilizar el proyecto del Materno-Infantil fue otra de las iniciativas del PP cordobés que Casado secundó.

El canónigo Fernando Cruz Conde explica al presidente del Partido Popular, Pablo Casado, detalles del interior del mirhab de la Mezquita-Catedral, ayer. Foto: EFE

El líder del PP también criticó lo que considera una complicidad implícita de la lista de Susana Díaz con la política nacional del PSOE de acercamiento al entorno independentista vasco y catalán. Así, llegó a afirmar que «en la lista de Andalucía» de Díaz «están Torra, Otegi y Puigdemont».

Respecto al actual presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, criticó aspectos como su política exterior, sin ir más lejos en la reciente Cumbre Iberoamericana de Guatemala, en la que, dijo, Sánchez no se ha unido a países iberoamericanos que junto a Canadá, Francia y Alemania piden medidas para reinstaurar los derechos humanos en Venezuela y otros países con regímenes dictatoriales. Ello le dio pie a decir que Sánchez está demostrando que es «muy duro con los -dictadores- muertos y muy cobarde con los vivos», afirmó Casado aludiendo también a la polémica por la exhumación de Franco del Valle de los Caídos. La política nacional centró el grueso de su discurso, algo que justificó el líder popular porque «Cataluña es también Andalucía, como Córdoba es Barcelona», con durísimas críticas al Gobierno de Sánchez, afirmando que «España no puede aguantar más» ni se le puede «dar ni un duro a las organizaciones que están amedrentando a los demócratas» en Cataluña, abogando por retirar fondos, parar las oficinas de exteriores de la Generalitat y porque «se aplique el artículo 155» de la Constitución de nuevo.