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En los últimos días parece que el ritmo de vacunación contra la Covid-19 va acelerándose algo, aunque los porcentajes de administración siguen siendo bajos, muy bajos en algunas comunidades autónomas.

El incremento de los datos se está consiguiendo gracias a que ha comenzado a administrarse la vacuna entre el personal sanitario de los centros hospitalarios. Pero en los últimos días han surgido varias quejas, a través de las redes sociales y algunos medios de comunicación, sobre la negativa que se está dando en algunos hospitales y comunidades a vacunar a las sanitarias que están amamantando a sus hijos.

Y es que algunas mujeres que pertenecen al personal sanitario han visto cómo se les negaba la administración de la vacuna contra la Covid-19 por estar con la lactancia materna.

Ahora son las sanitarias, pero cuando la vacuna comience a administrarse a la población general, la cuestión puede ser controvertida. Así que, ¿qué es lo que dice la ciencia sobre la vacunación de las mujeres lactantes?

Tal y como aseguran desde Iniciativa para la Humanización de la Asistencia al Nacimiento y la Lactancia (IHAN), las dudas que se plantean en algunos centros sanitarios se deben a “la ausencia de evidencia al respecto porque no se han incluido madres lactantes en los ensayos clínicos previos a la comercialización de las vacunas, y los fabricantes advierten en sus fichas técnicas sobre el desconocimiento de si se excretan en leche materna”.

Las sociedades científicas, representadas por la Federación de Asociaciones Científico Médicas Españolas (FACME), subrayan que “la administración de vacunas a una mujer que está amamantando no constituye ningún riesgo para ella misma, la lactancia ni para el bebé”.

Los expertos señalan que todas las vacunas atenuadas e inactivadas usadas hasta ahora, excepto la de la fiebre amarilla, han demostrado su total seguridad para el bebé que está siendo amamantado.

Además, los anticuerpos de la madre que se producen tras la administración de una vacuna tienen la capacidad de llegar a la leche materna y, de esta manera, contribuir a la protección del lactante contra las infecciones.

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Centrándonos en las vacunas frente a COVID-19 hay que recordar que están desarrolladas con técnicas basadas en el ARN mensajero, que se degrada rápidamente en el interior de las células.

Y aunque no se dispone todavía de estudios definitivos sobre sus efectos, lo más esperable, según la FACME, es que el resultado sea el mismo que se obtiene al administrar otro tipo de vacunas.

Así que ¿es compatibles la vacuna frente a la COVID-19 y la lactancia materna? La respuesta de las sociedades científicas es clara, SÍ.

Las razones que explican esta contundencia son varias. En primer lugar y como ya hemos explicado, las vacunas frente a COVID-19 basadas en el ARN mensajero no contienen microorganismos vivos, por lo que no tienen capacidad infectiva.

En segundo lugar, a lo largo de la historia de las vacunas nunca se ha demostrado que los componentes de las mismas se mantengan activos en la leche materna. La única excepción es la ya comentada de la vacuna contra la fiebre amarilla.

Además, para que la lactancia sea efectiva el estado de salud de la madre tiene que ser bueno.

Son muchas las organizaciones y asociaciones científicas internacionales y nacionales, como la OMS-Organización Mundial de la Salud, el CDC-Center of Disease Control de EEUU, NHS -National Health Service de Gran Bretaña, ACOG-American College of Obstetricians and Gynecologists, la ABM-Academy of Breastfeeding Medicine o el CAV-Comité Asesor de Vacunas de la asociación española de Pediatría, las que no desaconsejan la vacunación en madres lactantes.

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No hay que olvidar tampoco que según señala la American Academy of Pediatrics, hasta este momento no se han registrado evidencias sobre que en caso de que la madre esté infectada por el SARS-CoV-2, el virus se transmita al bebé a través de la leche materna.

Lo que sí está demostrado es que cuando la madre sufre otro tipo de infecciones, como la gripe, es seguro continuar dando de mamar al bebe.

Los expertos consideran necesario facilitar a las madres toda la información posible sobre la vacunación y la lactancia, para que cada una pueda tomar la decisión que considere oportuna.

En cualquier caso, como el seguimiento que se hace de las vacunas es minucioso y cualquier efecto adverso es comunicado y analizado, los especialistas en vacunas y el resto de la comunidad científica podrían ir modificando las recomendaciones, tal y como se hace en cualquier otro caso.