La ofensiva empezó en septiembre pasado y tendrá su punto de inflexión el próximo 21 de marzo, cuando la Comisión Europea (CE) mueva ficha y desvele sus planes definitivos para gravar a los gigantes de internet allí donde crean valor. La propuesta legislativa sobre la que trabaja el Ejecutivo comunitario plantea una vía de acción urgente: un impuesto temporal a los ingresos de las grandes compañías, como Google, Twitter, Instagram y Facebook.

La «solución ideal», reconoce Bruselas en un texto susceptible todavía de ser modificado, sería impulsar una estrategia global. Pero reformar las reglas a nivel internacional requeriría demasiado tiempo y «hay una presión política elevada de los estados miembros para adoptar medidas con un alcance más dirigido», avisa el Ejecutivo. Es el caso de Francia, que lleva meses liderando a una docena de países, entre ellos España y Alemania, con el objetivo de adoptar medidas «urgentes» para adaptarse a la era de la digitalización y evitar que se repitan nuevos casos como el de Apple, que según Bruselas ha dejado de pagar 13.000 millones de euros en impuestos en Irlanda.

«Hay una brecha entre el lugar donde se generan las ganancias digitales y el lugar donde se gravan», insistió hace unos días el comisario de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, durante un foro digital. La Comisión Europea defiende que se trata de una cuestión «de justicia» porque, de media, los modelos de negocio digitalizados están sujetos a una tasa de imposición efectiva del 9%, menos de la mitad de la que pagan los negocios tradicionales, que supera el 20%.

TASA TEMPORAL / El documento de la Comisión Europea plantea la idea de establecer una tasa con una horquilla que oscilaría entre el 1% y el 5% de los ingresos brutos de las sociedades que desarrollen actividades digitales -que utilizan datos de los usuarios para generar valor- con un volumen de negocio mundial consolidado superior a los 750 millones de euros y de más de 10 millones en la UE. La horquilla prevista es ligeramente inferior a la sugerida por el ministro francés de Economía, Bruno Le Maire, de entre el 2% y el 6%.

La tasa, una medida de carácter temporal para cubrir las situaciones de grandes desajustes, obligaría a las empresas a notificar el lugar en el que obtienen los ingresos, de forma que las haciendas de los distintos estados miembros puedan calcular cuántos impuestos deben abonar en su jurisdicción. En el caso del impuesto a los ingresos por publicidad de las grandes compañías de internet, se llevaría a cabo en el país donde se muestra la publicidad y en el que los usuarios que han suministrado los datos vendidos viven.

ESTABLECIMIENTO PERMANENTE / En paralelo a esta medida temporal, la Comisión Europea planteará una solución más a largo plazo con vistas a modificar la nueva base común consolidada para el impuesto de sociedades (CCCTB, en sus siglas en inglés), con el objetivo de introducir el concepto de establecimiento permanente virtual bajo un principio inamovible: los impuestos se pagan allí donde se genera valor.

«La reforma integral es la opción preferida de la CE y nos centraremos en impulsarla como la respuesta para asegurar que la economía digital sea gravada de manera justa y efectiva, restableciendo el equilibrio entre empresas digitales y tradicionales», explican desde dicho organismo. Para que sea realidad tendrá que ser aprobada por unanimidad en el Consejo Europeo, algo siempre complicado en temas de fiscalidad.

De momento, quien ya ha hecho los deberes en este terreno es el Parlamento Europeo, que este próximo jueves se pronunciará en pleno sobre una serie de cambios legislativos destinados a combatir la evasión fiscal.