Mundial 2022

El nuevo Dembélé: menos riesgos y más sacrificio defensivo

El jugador del Barça, que en 2018 no jugó la final, asume nuevos roles en su selección | "Cada vez que ayudo a Jules o a Antoine me digo que es por el equipo y no pienso en mis estadísticas"

Dembélé controla el balón en una acción del partido ante Polonia en los octavos de final del Mundial de Qatar

Dembélé controla el balón en una acción del partido ante Polonia en los octavos de final del Mundial de Qatar / EFE

Los aficionados que suelen ver a Ousmane Dembélé en la Liga española habrán notado algo extraño al ver sus partidos con Francia durante el Mundial: diferencias sutiles en un jugador siempre indescifrable, pero que explican el cambio de actitud y de juego del futbolista de un escenario a otro, del Barça a la selección francesa.

A diferencia de lo ocurrido en 2018, Dembélé sigue en los planes de Deschamps: hace cuatro años, empezó siendo titular, pero en los partidos eliminatorios solo disputó dos minutos, en los cuartos ante Uruguay. No jugó la semifinal ni la final.

Ahora, en cambio, Dembélé es titular indiscutible: solo se cayó del once ante Túnez. Volvió a ser titular ante Marruecos, en la semifinal: no cuajó un partido especialmente brillante, pero su equipo jugará la final.

Cuatro años después de proclamarse campeón del mundo con un papel menor, el '11 de Francia tiene la oportunidad de repetir título pero desde una posición mucho más consolidada.

Menos altibajos

El francés muestra en su selección una versión más comedida que en el Barça. Arriesga menos, conduce menos el balón y afina más a la hora de conectar con sus compañeros.

"Creo que puedo hacerlo todavía mejor, especialmente en el aspecto ofensivo. Los jugadores ofensivos siempre queremos dar pases decisivos, ser decisivos o marcar pero a veces el equipo es más importante, así que cada vez que voy a ayudar a Jules o a Antoine me digo que es por el equipo y no pienso en mis estadísticas personales o todo esto", dijo este viernes antes de entrenarse con su selección.

Lo que le exige Deschamps en la selección tiene poco que ver con lo que le pide Xavi en el Barça: en Francia, Dembélé se obliga a un mayor sacrificio defensivo.

Ousmane Dembélé, durante el Francia-Australia.

Ousmane Dembélé, durante el Francia-Australia. / KAI PFAFFENBACH / REUTERS

En el Barça, Xavi le concede total libertad para buscar el uno contra uno, el desborde y la carrera al espacio.

Con Francia, Dembélé prefiere la combinación que la cabalgada en solitario: Deschamps le ha modelado a su gusto.

Y el seleccionador galo parece satisfecho con el resultado, porque Dembélé se mantiene en el once inicial; reto nada fácil si se atiende a la nómina de extraordinarios futbolistas de Francia.

Dembélé, en rueda de prensa

Dembélé, en rueda de prensa / Sport.es

La madurez de Ousmane

Más maduro, Dembélé está mostrando en Qatar un fútbol con menos altibajos que en el Barça. Capaz de lo mejor y de lo peor en su equipo, el juego de Dembélé en Francia es más lineal y más estable.

"Hablamos mucho entre nosotros sobre el posicionamiento defensivo, si tenemos que apretarles, cerrar el pase por el lado derecho o izquierdo y nos comunicamos mucho. Antoine me había dicho muchas veces en Barcelona, que si jugase de '6' o de '8' sería muy bueno. Y bueno, hablamos mucho para ver si tengo que bajar o lo que sea y por eso nos compenetramos bien", comentó el jugador del Barça.

Personalmente, desde el entorno de Dembélé también se concede que el jugador está "mucho más centrado". Sabe que está ante una oportunidad única de jugar una final del Mundial y no quiere desaprovecharla.

Otra versión

Más allá del césped, Dembélé sigue siendo una figura indescifrable también durante el Mundial: ha regateado con habilidad a los periodistas que han intentado hablar con él en las zonas mixtas posteriores a los partidos, pero cuando se sentó ante una multitud de informadores en la rueda de prensa de este viernes, ofreció una versión mucho más abierta que la que habitualmente ofrece en el Barça.

Comedido pero sonriente y relajado, no eludió ninguna pregunta y respondió sonriente, tranquilo y ambicioso, consciente de que a sus 25 años puede ganar su segundo Mundial.