Francia, el antifútbol como lo definió Courtois, tras perder en la semifinal el pasado martes. Pues sí Thibout, Francia va a ser la próxima campeona del mundo. Y si el antifútbol es ganar los partidos y avanzar rondas sin apenas sufrir con una solvencia absoluta, yo quiero que España juegue al antifútbol. Pero además de eso hay razones de peso para tener claro que los galos conseguirán su segunda estrella hoy.

El equipo más fiable. Desde el comienzo del Mundial, Francia ha sido la selección que más fiabilidad ha demostrado en el torneo. Aún no han perdido (5 victorias y 1 empate), y para plantarse en la final no han necesitado de ninguna prórroga. Los galos ganan, y además lo hacen en 90 minutos. Todo lo contrario que Croacia, que ha necesitado de dos tandas de penaltis y una prórroga para meterse en la final (y eso que estaba en el lado fácil). El cansancio puede ser decisivo.

Antítesis. Los de Deschamps son la horma del zapato del juego croata. Su famoso antifútbol ya desquició a Bélgica en semifinales. El trivote defensivo, que fue capaz de secar a De Bruyne y Hazard, es perfecto para tapar las virtudes del juego de los balcánicos. Esta vez, a Pogbá, Kanté y Matuidi les tocará comerse a Modric y Rakitic. Y si todo sale según lo previsto, así será.

Las figuras las tienen ellos. Es una final de la Copa del Mundo. Y en las finales aparecen las estrellas. Y en eso Francia no tiene a uno, sino dos. ¡Y vaya dos! Mbappé y Griezmann son dos de las grandes estrellas que ha dejado Rusia 2018. En ataque están siendo implacables (3 goles cada uno), y están marcando la diferencia. Si Kylian se salió frente a Argentina, Grizi lo hizo frente a Uruguay. Hoy es muy probable que la final se decida por detalles, y Francia tiene a los mejores para ello. Lo siento mucho por los buenos de Rakitic y Modric, pero hoy la Copa del Mundo la levantará Lloris.