Un gol en la última acción del partido de Nacer Chadli, que había salido en la segunda parte, consumó la épica remontada de Bélgica ante Japón, que llegó a tener dos goles de ventaja al inicio de la segunda parte. La última jugada, una demostración de contraataque conducida por Kevin De Bruyne, Eden Hazard y Thomas Meunier, autor del pase definitivo, situó a Bélgica por tercera vez en su historia en los cuartos de un Campeonato del Mundo.

El equipo de Roberto Martínez, que se verá en cuartos con Brasil, y que reaccionó a tiempo, frustró a Japón. El conjunto nipón difícilmente tendrá tan cerca hacer historia. Nunca sobrepasó octavos. En Rusia estuvo a un paso pero no logró mandar para casa a un equipo que contempla esta edición como la última de su generación dorada. Vio la penumbra que sometió a Alemania, Argentina, España o Portugal. Y escapó a última hora, como pudo. Japón quiso dar la sensación de advertir a su rival que no tenia complejos.

Arrancó con una presión alta. Suele hacerlo el conjunto de Akira Nishino que busca dejar lejos al adversario, al menos de inicio. Como una declaración de intenciones. Estaba al acecho Japón. Pendiente de las lagunas belgas. Takashi Unai puso a prueba a Tobi Andereweireld cuando la intensidad de Bélgica bajó, poco antes del descanso. Un tiro de Yuto Nagatomo, aparentemente inofensivo, sobresaltó a Roberto Martínez. Se le escapó bajo las piernas a Thiboaut Courtois, que reaccionó a tiempo. Pero fue en un latigazo de esos donde Japón marcó. Fue tras el arranque del segundo acto. Un buen centro del jugador del Getafe dejó en evidencia a Jan Vertonghen que no pudo evitar que el balón llegara a Genki Haraguchi y cruzara la pelota a Courtois. Japón el que volvió a golpear con un golazo de Inui, que puso el 0-2. A falta de 38 minutos los diablos rojos tenían dos goles de desventaja. Bélgica acortó distancias en una jugada que delató las carencias niponas. Una mala salida de Kawashima, un despeje al tuntún y un centro de cabeza de Vertonghen que se cuela en la portería. El gol espoleó definitivamente a Bélgica, que con poco estaba de vuelta al partido. Hazard apareció. Asumió el reto. Puso el balón en la cabeza de Fellaini, que empató a falta de un cuarto de hora del cierre. Y un contraataque de manual finalizado por Chadli echó por tierra las esperanzas niponas y llevó a Bélgica con Brasil en cuartos de final.