Japón partía como víctima, la selección más débil del grupo H, que podía complicarle la clasificación a cualquiera pero quedaba lejos de los pronósticos. Polonia, con su goleador Robert Lewandowski a la cabeza, era la gran favorita. Hoy, en Volgogrado, ambas se cruzan con los papeles cambiados, con el equipo de Inui dispuesto a hacer historia y los de Lewandowski depresivos, con el consuelo mínimo de buscar una victoria que les permita abandonar Rusia con algún recuerdo grato. En caso de que los nipones consigan la victoria se clasificarían para los octavos de final como primeros de grupo.