Marcas como Aston Martin siempre podrán recurrir al pasado en busca de inspiración. Su larga historia y su prestigio en la carretera y los circuitos les otorgan un pedigrí que las diferencian del resto de compañías y las colocan un escalón por encima de los nuevos fabricantes. La firma británica, la casa de James Bond y, desde hace poco, de Fernando Alonso, siempre se ha jactado de ofrecer algunos de los vehículos más elegantes de la industria y su herencia competitiva la colocan como una de las enseñas más laureadas de la historia. De todo esto nace el DBR22, un sensual homenaje a dos de sus vehículos más icónicos.

Y es que esta edición limitada, que será presentada este fin de semana en el Concurso de Elegancia de Pebble Beach, se inspira estéticamente en el DBR1 de 1959, ganador de las 24 Horas de Le Mans con un tal Carroll Shelby a los mandos, y en el DB3S de 1953, un coche que, pese a no ganar la prueba francesa, se alzó en otras pistas, como en Dundrod. De estos vehículos toma su carrocería speedster, sin techo, a base de líneas muy fluidas para dibujar esos trazos circulares y aerodinámicos tan característicos de los clásicos, así como elementos muy particulares, como esa salida de aire tras los pasos de rueda delanteros.

Paralelamente, y como no podía ser de otro modo, adopta elementos modernos del lenguaje de diseño de Aston Martin, como la habitual parrilla frontal de grandes dimensiones -inspirada, eso sí, en el DBR1- o el faro trasero, formado por un haz de luz que cruza toda la zaga del vehículo. Además, añade componentes imprescindibles para un buen rendimiento en pista, como un enrome difusor trasero o el s-duct, esta apertura del capó para canalizar el flujo de aire. Sus llantas, como es habitual en la marca, son tan deportivas como elegantes.

El interior, por su parte, abandona el pasado y apuesta por algo más moderno y parecido al resto de la gama Aston Martin, con cuadro de instrumentos digital, pantalla central táctil para el sistema de infoentretenimiento y el ya típico selector de marcha repartido por varios botones en la consola central. En conjunto, este vehículo, obra de la división Q by Aston Martin, que cumple 10 años, es una perfecta combinación entre presente y pasado que no renuncia a la búsqueda del mayor rendimiento posible.

El mejor motor para este homenaje

Muchos de los vehículos lanzados últimamente por Aston Martin se propulsan mediante el V8 biturbo que desde Mercedes-AMG mandan a Gaydon como parte de sus acuerdos, pero un coche destinado a homenajear el pasado de la marca debía llevar su motor más característico y la marca no ha fallado tampoco ahí. Su corazón es el V12 biturbo de 5.2 litros ‘made in England’ de Aston Martin, que entrega en este caso 715 CV de potencia y 753 Nm de par máximo.

Este motor, asociado a una transmisión automática de ocho relaciones, es capaz de catapulgar al DBR22 de 0 a 100 en 3,4 segundos y de alcanzar hasta los 319 km/h. Para el chasis, Aston Martin ha optado por una suspensión adaptativa y ajustes en la dirección para mejorar su precisión, que se suman al uso intensivo de la fibra de carbono y elementos imprimidos en 3D, para reducir su peso, para garantizar el mejor manejo posible en pista.

El Aston Martin DBR22 es todo un homenaje a la historia de la marca, una edición especial que podrán contemplar los asistentes del popular evento celebrado en Pebble Beach, en Monterrey, California.