Las motocicletas eléctricas han ganado presencia en el parque español de dos ruedas y ya representan el 2,24% del mismo, lo que supone que ya circulan 74.705 unidades por las calles y carreteras españolas, según un estudio de Estamos Seguros, la iniciativa de divulgación de la cultura aseguradora, en colaboración con la Asociación Nacional de Empresas del Sector de Dos Ruedas (Anesdor) y Tecnologías de la Información y Redes para las Entidades Aseguradoras (Tirea).

El informe 'Los vehículos de dos ruedas por tipos de motor. Datos 2020' concluye que en la actualidad hay 40.057 motos operativas en España, así como 17.440 ciclomotores y 17.208 scooters que emplean un motor eléctrico. En las ciudades más grandes, aquellas que rebasan el medio millón de habitantes, estos vehículos constituyen el 2,91% del parque local de dos ruedas, mientras que en los municipios de entre 10.000 y 50.000 habitantes, las motos eléctricas suponen el 2,65% del parque de dos ruedas.

Madrid, Barcelona y Baleares

Asimismo, la provincia que tiene, en términos relativos, más motos y ciclomotores que no emiten gases es Madrid (5,43% del parque), por detrás de la capital se sitúan Barcelona (3,27%) y las Islas Baleares (2,65%). Sin embargo, en un análisis por municipios, Barcelona se sitúa a la cabeza (5,78%).

En la ciudad de Madrid este tipo de vehículos representa el 2,14%, mientras que Palma ocupa la tercera posición, con otro 1,96%. Pese a esto, cabe destacar que la mitad de las motos y los ciclomotores eléctricos del país pertenece a empresas, principalmente, a compañías de reparto a domicilio y firmas de alquiler.

En el mismo estudio se reflejan los datos de siniestralidad del vehículo de dos ruedas eléctrico. Mientras que las motos particulares presentan ratios que están por debajo de la siniestralidad observada para el conjunto de los vehículos (medida por la probabilidad de provocar un accidente), los vehículos de flota están claramente por encima. Esto podría explicarse porque los vehículos de flota se utilizan de manera intensa, quizás ligados a usos de reparto o de alquiler por minutos; lo que hace que sean vehículos más expuestos al riesgo por el tiempo que pasan circulando.