Casi cuatrocientos años después de su muerte, el jesuita cordobés Martín de Roa recobra actualidad. Y lo hace de la mano de otra figura relevante del Siglo de Oro español: la marchenera Ana Ponce de León, condesa de Feria y, posteriormente, monja en el convento de Santa Clara de Montilla.

La Fundación Biblioteca Manuel Ruiz Luque, que constituye la recopilación de historia local más importante de España, junto con la existente en el Seminario de Álava, ha recibido recientemente la visita del obispo, Demetrio Fernández, quien deseaba conocer algunas de las primeras ediciones que la entidad custodia del historiador Martín de Roa, rector de los colegios de la Compañía de Jesús en Córdoba, Écija, Jerez de la Frontera, Málaga y Sevilla a comienzos del siglo XVII.

Acompañado por el sacerdote montillano Carlos Jesús Gallardo, director espiritual adjunto del Seminario Conciliar San Pelagio, el titular de la Diócesis mostró especial interés en tres obras editadas por vez primera a principios del siglo XVII.

Junto a Elena Bellido, directora de la fundación, y el propio Manuel Ruiz Luque, el obispo de Córdoba pudo consultar la obra Flos sanctorum, editada en 1615, así como Vida y maravillosas virtudes de Doña Sancha de Carrillo, que vio la luz justo un año después.

No obstante, la obra que despertó mayor interés en el titular de la Diócesis fue Vida de doña Ana Ponce de León, condesa de Feria, monja en Santa Clara de Montilla, editada en 1604 y en 1615, con una reedición adicional de 1883. Y es que servirá de testimonio durante el proceso que ha abierto el Obispado para elevar a los altares a Ana Ponce de León.

«Fueron innumerables los indicios que Martín de Roa advirtió en sor Ana de la Cruz para impulsar abiertamente su fama de santidad», detalló Elena Bellido, quien hizo hincapié en que cuando falleció la religiosa el 26 de abril de 1601 «ya gozaba de una reconocida virtud y santidad que fueron cimentándose durante los más de 45 años que vivió en el convento de Santa Clara».

Tras la muerte de Ana Ponce de León, su nieto, Pedro Fernández de Córdoba, encargó a Martín de Roa la redacción de una biografía destinada a reconocer sus virtudes. Fue así como surgió la Vida de Doña Ana Ponce de León, Condesa de Feria, impresa en los talleres de la viuda de Andrés Barrera de la capital cordobesa, en 1604.

«La biografía se encuentra estructurada en cuatro libros, subdivididos a su vez en diferentes capítulos, a través de los cuales, Martín de Roa entreteje las vivencias religiosas que abraza Ana Ponce de León y avisándonos de que, desde su niñez, ya estaba predestinada a la entrega divina», explicó Elena Bellido, quien subrayó que la obra «permite conocer el ejemplar matrimonio de la noble marchenera con el conde de Feria, al que encumbra como paradigma del ideal de caballero cristiano».

«Martín de Roa -que falleció en Montilla en 1637- nos introduce en la vida de la protagonista desde una dimensión que está plenamente imbuida del espíritu contrarreformista del momento, advirtiéndose un discurso panegírico que enaltece las virtudes pías de la noble religiosa», subrayó la directora de la fundación, quien destacó el papel predominante que jugó en la elaboración de esta biografía el testimonio de su confesor, San Juan de Ávila.

Ana Ponce de León nació en la localidad sevillana de Marchena el 3 de mayo de 1527. Hija de los duques de Arcos, contrajo nupcias a corta edad con Pedro Fernández de Córdoba, cuarto conde de Feria, en un enlace que despertó una gran expectación entre la aristocracia de la época.