El proyecto Ecaryse, que la Universidad de Córdoba y la constructora Sacyr han desarrollado durante cuatro años, tiene como objetivo reducir el impacto ambiental asociado con la utilización muy habitual de la cal como agente estabilizador de los suelos en obra civil. Frente a este recurso natural, cuya utilización produce grandes emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera, el proyecto Ecaryse ha desarrollado varios estudios en los que ha reducido su uso combinándolo con nanomateriales de base sílice y residuos con alto componente en cal como la ceniza de biomasa, el polvo RCD o los residuos que quedan tras producir el acero. Incluso en los últimos meses han empezado a estudiar las cenizas del volcán de La Palma como elemento estabilizador, aunque aún no hay resultados definitivos.

Con el uso de estas alternativas, el proyecto ha desarrollado la técnica de la doble estabilización, una «técnica novedosa», en palabras del investigador de la UCO Francisco Agrela, resultado de mezclar dos capas para la cimentación: primero una capa de suelo con cal y nanomaterial, y luego otro material con cemento. El empleo de la cal no desaparece, pero sí se reduce, lo que genera beneficios para las carreteras, ya que mejora el comportamiento de la cimentación, reduce el espesor del suelo y puede ser útil para ser empleada en caminos rurales. Según explica Agrela, los resultados son de gran aplicación en Andalucía, donde los suelos presentan una gran cantidad de arcilla y, por ello, es necesaria una buena cimentación para dar estabilidad a las carreteras y que estas ganen fuerza portante.