El obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, ha visitado el Real Santuario de Aras, donde ha bendecido la placa conmemorativa del nombramiento como Diocesano al Real Santuario de Aras y destacado la importancia del ya Real Santuario Diocesano de María Santísima de Araceli como un lugar de culto y peregrinación, que ahora cuenta con un «lugar de paz y de encuentro de todos los difuntos, y lugar de descanso en la fe de los vivos y los difuntos».

Tras la bendición de la placa conmemorativa, el prelado cordobés bendecía los recién construidos columbarios del santuario aracelitano y presidió el triduo de rogativas y acción de gracias, en el que explicó que la declaración de santuario diocesano se planteó «desde el primer momento en que llegué a la diócesis y tras resolverse los asuntos que había que resolver he tenido el honor de firmar este decreto en el que se recogen aspectos del derecho y también de la relación de Lucena con la Virgen de Araceli».

Concluida la homilía, el obispo bendijo las medallas honoríficas de la diócesis, concedidas a José Luis Sánchez Arjona y María Dolores López Cibantos «en reconocimiento a vuestros servicios a la Virgen de Araceli y a la Iglesia».

Al finalizar la eucaristía, el obispo bendijo una cruz pectoral que recoge reliquias de santos notables. El hermano mayor de la Real Archicofradía de María Santísima de Araceli, Rafael Ramírez Luna, resaltó la importancia de la celebración del triduo de rogativas y acción de gracias, y dijo que eran «rogativas a María Santísima de Araceli para que interceda ante Dios para que llegue el fin de esta pandemia, para que seamos responsables ante la situación de alerta sanitaria que atravesamos, para que les sea devuelta la salud a los afectados por esta enfermedad y que no se cobre más víctimas», y acción de gracias «por el nombramiento de Santuario Diocesano, del que deseamos que sea referente devocional para todos los peregrinos que lo visiten».