Córdoba se ha llevado un buen pellizco de la Lotería del Niño, celebrada este 6 de enero, día de la festividad de los Reyes Magos. Según ha avanzado Loterías y Apuestas del Estado, el segundo premio ha caído en tres localidades de la provincia, concretamente, en la capital, en Baena y La Carlota.

Se han vendido décimos del 44469 (segundo premio) en dos puntos de Córdoba capital. En este caso, han sido dispensados en el kiosco de las Tendillas y en el número 26 de avenida de Guerrita. En este último, se han vendido dos décimos de máquina.

Los responsables de la administración situada en la avenida de Guerrita en Córdoba capital, donde se ha vendido parte del segundo premio de la Lotería del Niño. MANUEL MURILLO

Responsables de la administración de loterías de La Carlota donde se ha vendido parte del segundo premio de la lotería del Niño. CÓRDOBA

Además, también han sido agraciados los vecinos de Baena, ya que se ha vendido un décimo de máquina en la administración de la calle Amador de los Ríos, 1 y en La Carlota (calle Juan Ramón Jiménez, 2).

El primer premio del Niño (41.665) eso sí, ha pasado de largo, ya que ha caído íntegramente en Logroño.

Administración de Baena en la que se ha vendido un décimo del segundo premio de la Lotería del Niño. CÓRDOBA

Sí ha habido suerte con el tercer premio (el 19.467) que se ha vendido en una administración de Villafranca de Córdoba, concretamente, en la de la calle Alcolea, 48, con un décimo de máquina.

"Tengo más felicidad por haberlo vendido que por que me tocara"

María José Gómez regenta el estanco situado en la avenida de Guerrita, en Córdoba capital, que ha vendido el segundo premio de la Lotería del Niño. Esta cordobesa forma parte de una familia de estanqueros y representa a la quinta generación que ha tenido este despacho en la zona de Poniente.

Cuenta que desde hace tres años decidió introducir venta de loterías y ya el verano pasado había vendido un premio de 30.000 euros. Pero la Lotería del Niño es algo más. Desconoce por ahora quién ha comprado los dos décimos despachados con el 44469, aunque sospecha que puede ser algún vecino del barrio que haya comprado los dos directamente.

Asegura que "tengo más felicidad por haberlo vendido que por que me tocara" y desprende la ilusión de la lotera que ha repartido felicidad por su barrio. Al ser un estanco, los décimos que se pueden vender son de máquina, que expende tanto número aleatorios como los que pidan los clientes (siempre que estos estén disponibles).