La primera representante de Vox que acudió al Congreso de los Diputados a recoger su acta tras el 28-A fue Macarena Olona (Alicante, 1979). La dirigente alicantina, secretaria general del grupo parlamentario de extrema derecha, sirvió de avanzadilla al resto de sus compañeros que, días más tarde, acudirían en bloque y con Santiago Abascal al frente. En aquellos momentos, Olona era una desconocida para la ciudadanía, algo a lo que ha puesto remedio en apenas seis meses, convirtiéndose en una de las figuras fuertes de Vox, su diputada revelación.

Abogada del Estado desde el 2009, Olona ejerció tras los comicios una función clara: respaldar al portavoz en el Congreso, Iván Espinosa de los Monteros, en todos los asuntos jurídicos que tratase la formación. Carpeta en mano con el lema Por España, un elemento indispensable en su atrezo con el que bromeaba y que, reconoció después, era para ocultar su incipiente embarazo, la diputada empezó a estar presente en todas las ruedas de prensa que el partido convocaba en el Congreso.

Muy técnica

Con intervenciones discretas, muy técnicas y siempre para explicar los matices legales más delicados, la dirigente ultra se fue bregando en el día a día parlamentario. Desde entonces ha ido ganando influencia en el partido, en el que otra fémina, Rocío Monasterio, portavoz en la Asamblea de Madrid, forma parte del núcleo duro de Abascal.

En lo que concierne a políticas de mujer, Olona es un tema que evita tocar. Sin embargo, no ha discrepado de la línea oficial del partido que denuncia lo que llaman «ideología de género». Una lucha que sí encarna Monasterio, que se hace llamar el «azote de las hembristas».

Olona, que se presenta como número uno por Granada, formó parte del equipo negociador con el Partido Popular tras las elecciones autonómicas y locales, tras lo que comenzó a comparecer ante los periodistas en solitario y a marcar las líneas estratégicas en cuestiones como Cataluña, pidiendo la aplicación del Estado de excepción.

Pero su momento más mediático, preparado a conciencia por Vox con toda la intención, se produjo hace un par de semanas, cuando fue expulsada por la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, de la Diputación Permanente, el órgano encargado de suplir a las Cortes cuando están disueltas.

Acudió a ese pleno reducido del hemiciclo con ganas de demostrar que ya es uno de los pesos pesados de Vox, la mujer fuerte del partido en el Congreso, donde el partido tiene 24 escaños. Olona y sus compañeros ocuparon los asientos que no les correspondían, los reservados a Ciudadanos, y se negaron a levantarse a pesar de las peticiones que se les realizaron. Y momentos después, cuando los naranjas habían aceptado ese cambio de sillas, trató de introducir en el orden del día la cuestión catalana y los disturbios en Barcelona. Algo legalmente imposible ya que no había sido aprobado previamente por la Mesa del Congreso.

Batet la llamó al orden. Una vez. Dos veces. Olona sabía que a la tercera sería expulsada. Pese a todo, continuó hablando. El tercer aviso llegó y la presidenta le pidió que abandonara la sala. Ostenta así un dudoso mérito: ser la tercera diputada expulsada en democracia. La precedieron Vicente Martínez Pujalte (Partido Popular) y Gabriel Rufián (ERC).

Currículum

Licenciada en Derecho por la Universidad de Alicante, entró en el cuerpo de Abogados del Estado en el 2009. La profesionalidad de sus informes jurídicos y su buen manejo de las vistas orales la llevaron a convertirse en solo unos años en abogada jefa del Estado en Euskadi. Desde ese puesto, elaboró la argumentación jurídica del Gobierno de Mariano Rajoy contra la ley de abusos policiales que pretendía sacar adelante el Ejecutivo de Vitoria y que acabó viendo la luz el pasado abril. Armó los recursos contra actos que pretendían homenajear a presos de ETA y participó en el patronato del Centro Memorial de Víctimas del Terrorismo, por lo que la Guardia Civil la condecoró en el 2017.