Sensación de «desconcierto» y sentimiento de «ataque a la dignidad de los agricultores», a juicio del presidente de Cooperativas Agroalimentarias de Córdoba y de la Sectorial de Aceite de Oliva de esta organización a nivel nacional, Rafael Sánchez de Puerta. Estas dos ideas sintetizan la opinión que ayer recorría buena parte del sector olivarero cordobés, tras conocer este jueves el anuncio de la subida de aranceles por parte de Estados Unidos a diversos productos agroalimentarios españoles, entre ellos el aceite de oliva y las aceitunas. Sánchez de Puerta -que el jueves fue elegido nuevo presidente de la Fundación Patrimonio Comunal Olivarero, tras estar en funciones desde el pasado mes de diciembre-; explica, 24 horas después de conocerse la amenaza de Trump, que no cabe hablar sino de «desconcierto en el sector, porque no entendemos como en el seno de la UE esta problemática afecta a unos países y a otros no», rompiendo la, al menos teórica, unión de mercado que debería representar la UE.

-Tras este anuncio de subida de aranceles, ¿qué primera valoración se hace desde el sector?

-La primera impresión es de desconcierto reinante, pues los olivareros cordobeses y españoles no entienden que se produzca esta situación en el seno de la UE. Además, creo que todo el mundo entiende que los olivareros no tienen nada que ver con Airbus, con lo cual la sensación de desconcierto es aún más grande. En este sentido, el sector no acierta a comprender por qué ahora tiene que estar peor que otros países competidores como Italia y Grecia, cuando todos formamos parte de la UE.

-¿Qué medidas les reclaman a las administraciones?

-Primero, hay que decirle a nuestro Gobierno que este anuncio es un ataque a la dignidad de los agricultores, y que debe defender con contundencia al sector. Y a Bruselas, recordarle que esto da a entender que Europa no es un mercado único, con lo cual hay que actuar en consecuencia. Además, la lista de posibles productos parece que no está cerrada, con lo cual Bruselas debe defender a todo el sector agroalimentario. Lo que no podemos es estar en situación desigual y en desventaja respecto a otros países en relación a las exportaciones a Estados Unidos.

-Junto a lógica incidencia en las exportaciones, ¿qué otra principal repercusión tendrán estos aranceles para el sector?

-Estos aranceles no sólo tendrán una primera repercusión en las 60.000 toneladas de aceite envasado que España vende a Estados Unidos, sino que tendrán efecto en todas las 1,5 millones de toneladas que pone el sector en los mercados, provocando una bajada de precios, justo en un momento en el que los precios también están bajos por otros motivos. Un efecto de bajada que ya lo estamos empezando a ver desde hoy mismo (por ayer).

-Con unos aranceles del 25%, ¿alguien será capaz de exportar aceite desde España, ya sea por volumen o por interés de mantener cuota de mercado, o este porcentaje es insostenible?

-Creo que unos aranceles al 25% imposibilitan cualquier opción de exportación vía España, con lo cual no se trata de ver cuántos pocos podrán exportar, porque serán cero.

-Por otro lado, y respecto a su elección como presidente de la Fundación Patrimonio Comunal Olivarero, ¿cuáles son los retos que se plantea?

-El Patrimonio Comunal Olivarero es una entidad sin ánimo de lucro muy importante para el sector, donde están representados productores, industrias y comercializadores; y también la Administración central y las comunidades de Andalucía y Castilla La Mancha. La actividad principal de esta Fundación sigue siendo su red de almacenes (14 repartidos entre las comunidades autónomas de Andalucía, Castilla La Mancha, Extremadura y Madrid; 4 de ellos en la provincia de Córdoba), con capacidad para 400 millones de kilos, que sigue siendo un importante colchón de seguridad para todo el sector; por lo que el principal objetivo es conservar y mejorar esta red. Todo ello junto a continuar con las actividades de promoción y de investigación que se vienen desarrollando. Actualmente, la Fundación está trabajando en un proyecto para mejorar la trazabilidad del aceite de oliva, lo que redundará en la defensa de una mayor calidad para el aceite, con unos criterios mayores de los que ahora pide la normativa comunitaria.