Esther Torres es otra cordobesa que, en su caso, lleva nueve años y 4 meses de servicio y después de siete años, este agosto vuelve a estar en el limbo, sin saber qué será de ella el próximo curso. «El día 1 me iré al paro», dice resignada, «a ver qué pasa con las vacantes que se produzcan en septiembre». Hasta ahora, ha aprobado tres de las cuatro oposiciones a las que se ha presentado y ha pasado por toda Andalucía aunque el último año estuvo en Sevilla. «Me he presentado a las oposiciones, pero no he aprobado», señala, al tiempo que explica que en su tribunal «ha habido muchas irregularidades». Como otros en su lugar, se queja de los cambios introducidos a última hora por la Consejería de Educación en unas instrucciones que han modificado los horarios de las distintas materias. «Yo estoy en la bolsa de Primaria y por los cambios que ha habido, harán falta menos de mi especialidad porque tampoco me han dejado estar en dos bolsas», señala. Lamenta además que, aunque tiene la certificación para dar clases de Religión, una de las asignaturas de las que se ofrecerán más horas el próximo curso, no le servirá «porque esas plazas las designa el Obispado» y añade que «depende de si conoces a alguien».

Madre recientemente de un hijo adoptivo, está convencida de que el próximo curso le tocará «volver otra vez a sustituir por toda Andalucía», algo que no sabe cómo afectará a su hijo, ya que «en esos casos, no puedes planear nada y estás todo el curso a expensas de dónde te manden», una fase que ya creía haber superado.