La manifestación de Colón de Madrid del pasado domingo ha tenido un efecto impresionante, pintoresco, accidental o lógico, pero el caso es que la triple derecha pedía elecciones ya y Pedro Sánchez las ha convocado. No han necesitado la nueva protesta que se había preparado para mañana en el Colón de Barcelona. Esta vez el presidente del Gobierno no ha sacado ningún as de la manga y ha decidido poner fin al Ejecutivo nacido de la primera moción de censura exitosa de la democracia española.

Se podrá decir que ayer el presidente fue previsible, como el anterior inquilino de la Moncloa, o que ha sido poco osado porque antes de disolver el Parlamento podría haber sacado adelante los compromisos sindicales que tenía para fijar un marco social más favorable a él y al PSOE de forma que el marco estatutario catalán no se lo coma. Pero el líder socialista ha preferido guiarse por todos esos estudios y encuestas que le colocan como ganador de las elecciones generales incluso superando el centenar de diputados.

Que PP, Ciudadanos y Vox tuvieran menos éxito del esperado en la manifestación de Madrid es lo que inclinó a Sánchez a no pelear con los independentistas la aprobación de los Presupuestos del Estado y encaminarse hacia las elecciones. Casado y Rivera tienen muy cerca su foto con el líder ultra Abascal y eso les puede perjudicar. De hecho, el líder del PP ha insistido en los últimos días machaconamente en votar el superdomingo de mayo y también parece haber renunciado a ganar las elecciones puesto que solo habla de encabezar la alianza de derechas. Sabe que repetir los 134 diputados actuales es una quimera. El ascenso de Vox le perjudica pero también a Ciudadanos, que tiene un electorado moderado que podrían recoger las siglas socialistas aprovechando que se airea su ruptura con los independentistas. Y Vox hubiera preferido el modelo de Podemos, es decir, primero someterse a las elecciones europeas, coger aire y escaños y presentarse después a las generales.

En cuanto a la izquierda, Sánchez sabe que es el momento de reivindicar y recoge el voto útil de la izquierda, ahora que Podemos, con Pablo Iglesias ejerciendo de papá, está en caída libre y con muchos signos de ruptura.

Sánchez puede ganar unas elecciones por primera vez. Pero si Vox entra con fuerza, sabe que la derecha sumará y le echarán de la Moncloa. Aunque depende también de la situación arbitral de Ciudadanos. Perdiendo llegó pero ganando puede irse. Y es que son las elecciones más inciertas.