Juan Manuel Moreno Bonilla, líder del Partido Popular andaluz, se convirtió ayer en el nuevo presidente de la Junta de Andalucía al obtener en la primera votación de la sesión de investidura la mayoría absoluta necesaria para acceder al cargo. La consiguió gracias a la triple alianza de centro derecha formada por el PP, Ciudadanos y Vox, cuyos diputados aportaron al candidato los 59 votos necesarios -por encima de los 55 exigidos- frente a los 50 de rechazo que sumaron desde la oposición el PSOE y la coalición Adelante Andalucía.

La investidura de Juanma Moreno consuma un cambio histórico en Andalucía al elegir el Parlamento, tras los resultados electorales del 2 de diciembre, a un candidato que no pertenece al PSOE desde los primeros comicios autonómicos de mayo de 1982. El fin de la hegemonía socialista durante casi 37 años de gobiernos abre la puerta a nuevas perspectivas de futuro para la comunidad bajo la conducción de Moreno, que es desde este miércoles el sexto presidente electo de Andalucía tras Escuredo, Borbolla, Chaves, Griñán y Susana Díaz, ahora en la oposición. La expresidenta reiteró ayer su preocupación por el riesgo de «involución» en la autonomía andaluza. Al contrario, Moreno invitó a todos los partidos a participar de «una nueva etapa ilusionante y apasionante».

Pese a cosechar los peores resultados de su partido en la cita electoral del 2 de diciembre, Moreno es ahora el dirigente del PP que más poder territorial tiene a nivel nacional junto a Alberto Núñez Feijóo, en Galicia. Su elección como presidente ha sido posible por dos pactos: uno de gobierno con Ciudadanos y otro de investidura con Vox, el partido de extrema derecha que ha irrumpido por primera vez en un Parlamento, con 12 escaños.

El acuerdo PP-Ciudadanos recoge en su texto 90 medidas de regeneración política y desarrollo económico. Los líderes de ambos partidos protagonizaron ayer un suave debate al llegar a la Cámara con las tareas hechas y el reparto de áreas que controlarán cada uno. Según el pacto, el próximo Ejecutivo tendrá seis consejerías gobernadas por el PP, además de la Presidencia de Juanma Moreno, y otras cinco lideradas por Ciudadanos, incluyendo la Vicepresidencia de Juan Marín. El PP se queda con áreas económicas importantes como Hacienda y Sanidad, que copa casi el 30% del presupuesto total. También dirigirá áreas con mucha influencia política, como son la Consejería de Presidencia y la Oficina del Portavoz; y se encargará de las competencias en familia, consejería que fue una exigencia de Vox para cerrar el pacto de investidura. A falta de poner el nombre a las carteras, el PP gestionará Administraciones Públicas, Interior, Agricultura, Ganadería, Pesca, Medio Ambiente, Fomento, Ordenación del Territorio, Energía, Minas, Cultura y Patrimonio.

Por su parte, Ciudadanos asumirá las áreas de regeneración democrática y lucha contra el fraude, que es uno de los principales objetivos que se ha marcado el Ejecutivo de coalición para la legislatura. Ciudadanos asume también otras competencias importantes como Economía, Turismo y Deportes, además de materias como Educación, Formación y Universidad. Bajo la responsabilidad de la formación naranja estarán también autónomos, empresas y emprendimiento, y otras áreas como Políticas Sociales, Conciliación, Justicia y Administración Local.

INTERVENCIONES EN EL PLENO / En su último discurso como presidenta todavía en funciones, Díaz afeó a Moreno que haya comparado la Transición española con el cambio de Gobierno en Andalucía, y apostilló: «Suárez enterró el franquismo y usted va a entrar en el Gobierno con sus herederos», además de recordarle que el apoyo de Vox a su Ejecutivo «ha escandalizado a media Europa». En su respuesta, Moreno acusó a Díaz de «mover el fantasma del miedo como tantas veces ha hecho el PSOE» en la comunidad para trasladar a los ciudadanos «que viene el coco, que viene la derecha a comerse todos los derechos», y aconsejó a la dirigente socialista «que escoja el camino institucional» y tenga una posición «razonable».

El que será su socio de gobierno y vicepresidente de su Ejecutivo, Juan Marín, emplazó a Moreno a «cumplir» lo firmado ante lo que calificó como «no solo un reto, sino una responsabilidad histórica», y le recordó que está «legitimado» para buscar apoyos en otras fuerzas políticas, pero que a Ciudadanos solo le «vincula» el acuerdo con 90 medidas alcanzado con el PP. Una vez más, Cs marcó distancias con Vox. En su tono suave, Moreno, que aplaudió la «valentía» de Ciudadanos, garantizó que el Ejecutivo trabajará durante el mandato con «acciones conjuntas» consensuadas y que tendrá «firmeza y credibilidad», aunque es consciente de que a su Gobierno le van a exigir «desde el minuto uno». Tanto Ciudadanos como Vox se arrogaron el rol «clave» en el cambio en la comunidad.

El portavoz de Vox, Francisco Serrano, subrayó el papel «decisivo» de su formación y avisó a Moreno de que no darán un «cheque en blanco» y de que no van a renunciar a ninguno de sus planteamientos, entre ellos las «leyes de género».

Desde Adelante Andalucía su portavoz, Teresa Rodríguez, acusó a Moreno de devaluar la autonomía andaluza con un gobierno «tripartito y franquicia» diseñado en Madrid y tutelado por Casado, Rivera y Abascal, y le reprochó que esté «entregado a la extrema derecha», en referencia a Vox.

Los momentos más tensos del debate aparecieron a cuenta de las protestas feministas del martes. Moreno acusó al PSOE de «organizar, planificar y financiar» la movilización. Santiago Abascal, líder de Vox, en su visita al Parlamento, declaró que «los que gritan ¡no pasarán! están atizando el odio y vamos a señalar su responsabilidad».