Como una extensión del resultado de las elecciones del pasado 2 de diciembre, el cambio también se apreció ayer en los detalles y en el ambiente de los patios del Parlamento andaluz, tan habituados a los pasos de la izquierda en la ruta hacia el salón de plenos para investir a otro presidente socialista. Pero en la fría mañana de ayer se rompió lo que ya parecía una tradición en cada legislatura y lo que llamaba la atención eran las risas, la alegría y los abrazos entre los dirigentes del Partido Popular de Andalucía. Los de Ciudadanos estuvieron más contenidos, pero con el brillo en la cara; los socialistas, resignados; los de Vox, vigilantes, y los de Andalucía Adelante, disconformes.

El Partido Popular exhibió su músculo y a esta fiesta anticipada del PP por alcanzar el poder en Andalucía se sumaron Gabino Puche, Teólifa Martínez y Javier Arenas, aquellos candidatos que quisieron pero no pudieron llegar a presidente. Con amplias sonrisas se sanaron las cicatrices de la derrota en la piel de Juanma Moreno. «Vivo con emoción este momento», dijo complacido Arenas, como compensado la amargura que le supuso no llegar a presidir la Junta pese a ganar las elecciones de 2012. Lo mismo que le ha pasado ahora a Susana Díaz.

Todos escucharon con atención el discurso de Moreno, pronunciado en un tono muy crítico con la gestión de la Junta. El candidato se consideró una «persona normal» y se comprometió «a gobernar desde la normalidad» en una autocomparación con Adolfo Suárez, a quien citó dos veces y puso como su modelo de diálogo y consenso. También se acordó de Kennedy (JFK). García Lorca y Machado.

Mientras en el salón de plenos las cosas discurrían con la formalidad de los reglamentos, en el patio de acceso y en las galería del Hospital de las Cinco Llagas una sucesión de platós de televisión y de set de radios, no vista hasta ahora, convertían la investidura en un entretenimiento. Los del Intermedio, el programa de Ana Rosa, periodistas holandeses, belgas y alemanes -hasta 120 medios acreditados- se disputaban a los protagonistas del debate para sacarlos al aire de las ondas, al directo de una emisión por el que entraban los cercanos gritos de protesta de los 3.000 manifestantes, movilizados por 45 colectivos, que cercaron la entrada a la sede institucional y corearon consignas como «en igualdad ni un paso atrás» o «fuera fascistas de nuestro Parlamento». Unas protestas que el líder de Vox en Andalucía, Francisco Serrano, calificó de kale borroka (o femiborroka, en su cuenta de Twitter) al considerar que no es legítimo que los colectivos feministas se manifiesten «para impedir derechos y libertades de la democracia». Serrano llegó a las nueve de la mañana a la Cámara para evitar la presión de la protesta. Hubo representación cordobesa en esta protesta con Isabel Lobato, Lola Amo, Vicente Palomares, Soledad Pérez y Rosa Aguilar, entre otras.

Después del discurso de Juanma Moreno hablaron para este periódico representantes de los partidos. El número uno de Vox por Córdoba, Alejandro Hernández Valdés, conforme con el cambio político en Andalucía, valoró positivamente el llamamiento del candidato en «cuanto a eliminar la crispación del debate sobre la violencia de género» y contener «movimientos que pueden acabar en actitudes violentas».

En otra posición estaba José Antonio Nieto, que calificó el discurso de Moreno de «serio, sin aristas, sin buscar en ningún momento la confrontación con nadie y ofreciendo diálogo». Nieto entró en el salón de plenos junto al candidato del PP, y sobre la posibilidad de ocupar una consejería, como lo sitúan los rumores, dijo que esa decisión le corresponde a Moreno. «Desempeñaré mi trabajo donde me digan y trataré de hacerlo lo mejor posible», dijo escuetamente.

Francisco José Carrillo, de Ciudadanos, subrayó que el objetivo del futuro gobierno es «poner a Andalucía en marcha para que todas las oportunidades que tenga esta región se materialicen». Jesús María Ruiz, del PSOE, vio a Juanma Moreno «prisionero» del acuerdo que ha firmado con Vox y criticó un discurso «con muy pocas medidas». Ana María Naranjo, de Andalucía Adelante, censuró a Moreno por su falta de «concreción» y «debilidad», al tiempo que rechazó la propuesta de incluir al sector privado en la gestión del empleo y la reforma del suelo.