El cambio climático no es ninguna quimera y, según los expertos, sigue ganando terreno paso a paso. Sus efectos solo son visibles a largo plazo y aunque, tras grandes periodos de sequía, un otoño lluvioso como el que vivimos ahora haga aplacar momentáneamente las alarmas, lo cierto es que «el sur de Europa debe desarrollar medidas urgentes para adaptarse a una realidad ante la que ya vamos tarde». Son palabras de los expertos que participan en el proyecto LIFE LiveAdapt que lidera la Universidad de Córdoba y en el que investigadores de distintos países estudiarán un total de diez fincas de ganadería extensiva para idear acciones que ayuden a frenar el impacto medioambiental del cambio climático y preservar este modelo de explotación ganadera.

Según el coordinador del proyecto, Vicente Rodríguez-Estévez, lo más urgente es «tomar conciencia sobre el hecho de que la ganadería extensiva es una garantía para el ecosistema y sin ella, es muy posible que en Andalucía no existieran por ejemplo parques naturales». La explicación es que este modelo ganadero, que engloba cerdo ibérico, pero también ovino, vacuno de carne, caprino y en menor cantidad, explotaciones de équido, es la principal actividad económica de la Dehesa, la única en muchas de estas zonas, sin la cual «no se habrían mantenido esos valores medioambientales». Sin el ganado, la vegetación sería pasto para los incendios y no hay otra forma de explotación que genere riqueza en este medio. De ahí que «lo más urgente» en este momento sea, según los investigadores de la UCO, «reconocer la importancia de esta ganadería y establecer políticas que mejoren su rentabilidad, ya que esa baja rentabilidad hace imposible que puedan poner en marcha medidas de mejora y conservación».

El impacto negativo que está generando el cambio climático en la industria ganadera está provocando situaciones de estrés animal por las altas temperaturas, disminución de la productividad y sobrecostes a los productores, que deben realizar más esfuerzo para mantener la calidad de vida del animal. La escasez y la baja calidad del agua, así como el deterioro de los pastos por las olas de calor y la erosión del suelo tras las lluvias torrenciales también tienen un impacto devastador en el suelo.

El proyecto LIFE LiveAdapt para la adaptación al cambio climático de los modelos de producción de ganadería en Europa viene a poner luz en este asunto. Con un presupuesto de algo más de 2 millones de euros, un equipo multidisciplinar de investigadores realizará acciones demostrativas y ensayos en diez explotaciones, algunas de ellas en Córdoba (la selección no se ha realizado aún aunque las fincas deberán cumplir una serie de requisitos para que se puedan realizar en ella todos los ensayos previstos). Los tratamientos que se realicen «no costarán dinero a los ganaderos» pero les servirán para el refuerzo de invertebrados o la mejora en la recolección y uso del agua, entre otras cuestiones, que ayudarán a mejorar la fertilidad del suelo. También se van a desarrollar una serie de aplicaciones y modelos predictivos que los ganaderos podrán consultar y trabajar directamente desde el móvil para hacer una serie de cálculos con los que realizar previsiones en función de la situación meteorológica del año. Del mismo modo, está previsto plantear medidas de manejo y modelos de negocio adaptados a las situaciones derivadas del cambio climático, identificar buenas prácticas en los modelos de producción y capacitar y asesorar a quienes trabajan en la producción ganadera para que adapten sus explotaciones.