El 50 aniversario de la Escuela de Ingeniería Agronómica y de Montes (Etsiam), a punto de cerrar un año intenso de actividades y reconocimientos, no podía finalizar sin un homenaje a quien fue su fundador y una persona muy querida y reconocida entre la comunidad de ingenieros agrónomos. Por ello, José Ruiz Santaella, nacido el 4 de octubre de 1904 en Baena, recibió ayer tarde, en el salón de actos del Palacio de la Merced, un emotivo y justo reconocimiento en el que participaron desde miembros de su familia a exdirectores de la Etsiam, periodistas de Baena, historiadores y autoridades, que fue clausurado por el presidente de la Asociación de Ingenieros Agrónomos del Estado (Aniade), Jaime del Olmo Morillo-Velarde; por la presidenta de la Asociación Nacional de Ingenieros Agrónomos (ANIA), María Cruz Díaz, organizadora del 4º congreso nacional que comenzó también ayer en el Rectorado, y un nieto del fundador, José Luis de Prado Ruiz-Santaella. El rector de la UCO, José Carlos Gómez Villamandos; la diputada provincial de Turismo, Carmen Gómez; la directora de la Etsiam, Rosa Gallardo, y el presidente de la asociación Ruiz Santaella de antiguos alumnos, Juan Moreno, presidieron el acto.

Para Rosa Gallardo, a Ruiz Santaella «no se le ha reconocido todo el trabajo que hizo y todo lo que aportó para que hoy en día tanto la Etsiam como Córdoba en general ocupen el lugar que ocupa en el ámbito agroalimentario». Y añadió que «esta historia de 50 años se inicia con él, fueron unos comienzos muy difíciles y complicados, que de no haber sido por su empeño y buen hacer, no hubiera estado esta escuela en Córdoba». En el acto intervino el jefe de Economía de Diario CÓRDOBA, Francisco Expósito Extremera, que expuso algunas de las iniciativas que se han desarrollado «para recuperar la figura de este ilustre baenense, de este ilustre cordobés», y volvió a reivindicar que se rotule una calle en su memoria. Expósito recordó la trayectoria de Ruiz Santaella como investigador (firmó más de 80 publicaciones), por su humanidad al proteger a tres judías (por lo que sería reconocido Justo de las Naciones), por ser director de la Estación de Grandes Regadíos de Córdoba y por su papel fundador para la puesta en marcha de la Escuela de Agrónomos, la segunda de España entonces, y de la que fue su primer director.

Su nieto, José Luis de Prado, también ingeniero agrónomo, recordó cómo su abuelo le marcó «personal y profesionalmente» y le ayudó a afrontar el reto de desarrollar una empresa familiar, De Prado, «que nuestra generación hemos multiplicado por cien». Destacó de su abuelo que fue «una persona muy íntegra y noble, muy trabajador». Participaron también Manuel Piedrahita, Antonio Lisbona y Manuel García Nieto.H