Fue uno de los momentos más emotivos de la noche, la entrega del premio a las buenas prácticas en materia de empleo turístico a la hija y la nieta de José García Marín, María García y María Escribano. El año 2018 arrancó con la noticia del fallecimiento de uno de los grandes de la cocina cordobesa. El 10 de enero de este año, la familia de El Caballo Rojo perdía al que fuera fundador de uno de los buques insignias de la gastronomía local. Una triste noticia que convirtió la entrega de uno de los más prestigiosos premios del sector en Andalucía en un merecido homenaje a José Marín. «Estos momentos son especialmente difíciles para nosotros porque tenemos muy reciente la ausencia de nuestro jefe, de nuestro padre», dijo su hija, sincera, que definió a su padre como «el mejor jinete que jamás tuvo un caballo». Según explicó, el anuncio del premio les llegó con la pérdida muy reciente, «pero nos ha servido como acicate para continuar con el negocio, que es el fruto del trabajo de toda la familia de El Caballo Rojo».

El premio Andalucía de Turismo reconoce el esfuerzo del grupo El Caballo Rojo y su compromiso con el empleo. Con más de treinta trabajadores en plantilla, casi el cien por cien con contrato indefinido, se ha convertido en un ejemplo de buenas prácticas para un sector, el turístico, al que últimamente le llueven las críticas por la precariedad de sus trabajadores. Pero no es este su único mérito. El legado de José García Marín se ha convertido en «seña de identidad de la gastronomía cordobesa y andaluza», según ha destacado el jurado, que subraya también la pasión que tuvo por innovar y transformar la cocina «aunando la cocina local y la herencia romana, árabe, judía y cristiana». Antes de despedirse, María García miró al cielo y dedicó el premio a su padre: «Esto va por usted, jefe».