Los expertos no se ponen de acuerdo. Mientras que unos tienen claro que los pisos y apartamentos destinados al alquiler turístico influyen en el incremento de precios, otros están convencidos de que nada tiene que ver una cosa con la otra.

El presidente de la Asociación de Empresarios de Hospedaje de Córdoba (Aehcor), Manuel Fragero, sí cree que el aumento de los precios está relacionado con el incremento de los pisos turísticos, ya que «dejan de estar en el mercado» y la oferta «es la que hay». «Las viviendas que quedan», señala, «son las que no cumplen para uso turístico o su propietario no quiere complicaciones». Además, la «rentabilidad no es tan alta como la del resto del alquiler del mercado inmobiliario» por la «alta estacionalidad». Por ello, piensa que a pesar del «boom» que se produjo hace un tiempo, ahora hay un «estancamiento». Fragero reconoce que hay «vecindarios saturados», por lo que exige que se tomen medidas, que, a su juicio, pasan por un mercado más transparente y porque se conozca el parque de vivienda turística existente. Según los datos de que dispone, se ha pasado de ninguna vivienda turística en el 2010 a unas 3.000 ahora, con un «crecimiento exponencial» a partir del 2014.

El presidente de Hostetur, Francisco de la Torre, está convencido de que la moda de las viviendas turísticas está repercutiendo en el encarecimiento de los alquileres. En las grandes ciudades «los fondos de inversión están comprando los pisos y los precios suben». A esto se une que el parque de pisos en arrendamiento «se copa», por lo que la oferta para otros fines es menor. A su juicio, la solución es limitar los precios de los alquileres. No obstante, cree que en Córdoba el fenómeno va «más lento que en otras ciudades», pero vaticina que «llegará también».

Menos disponibles

El agente inmobiliario Juan Jesús Pedrajas considera que los propietarios optan por el alquiler turístico porque sacan un rendimiento más alto a las viviendas si las destinan a ese fin, por lo que «hay menos disponibles para familias». A esto se une que «hay miedo» de que las familias «no paguen y buscan alquileres más seguros». Como consecuencia de ello, señala, «suben los precios» de las rentas. Pedrajas detecta que cada vez se reforman más viviendas para enfocarlas a ese uso, aunque «se hace sin ningún tipo de control», y que «el alquiler turístico como mercado en Córdoba está en auge».

El portavoz del Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria, API, Agustín León, asegura que la incidencia de las viviendas turísticas en los alquileres en Córdoba «no es significativa» y no tiene nada que ver con lo que está ocurriendo en otras ciudades como Madrid. Es más, asegura que la cartera de pisos destinados a turistas apenas representan el 5 o 6% del parque inmobiliario en alquiler en Córdoba. Aunque piensa que los alquileres están subiendo, no cree esté ocurriendo a un ritmo muy elevado. Tampoco percibe que la cifra de pisos dedicados al arrendamiento esté aumentando. «Hay un perfil de propietarios que quieren vender y no dedican sus inmuebles al alquiler, aunque la vivienda es más rentable que los locales o que los olivos, pero prefieren venderla», señala. León cifra en una horquilla que va de los 600 a los 700 euros el precio medio mensual de un arrendamiento. Por zonas, las más caras y con más demanda son el Zoco, centro, Noreña e Hipercor. León aboga por la «profesionalización» del sector.

Por último, el presidente de la Asociación de Viviendas Turísticas de Andalucía (AVVA), Carlos Pérez-Lanzac, tiene claro que «no existe evidencia de una relación directa y exclusiva entre la oferta de viviendas turísticas y el precio» de las mismas. Para defender este argumento se basa en los estudios realizados por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) y por Fevitur, que reflejan que el impacto económico de ese tipo de vivienda es inferior al 1% en el precio de los alquileres en el caso de Córdoba, mientras que la incidencia en otras ciudades como Madrid o Barcelona está por debajo del 2%. Por ello, asevera que «hay informes suficientes que aclaran que esa afirmación se usa a nivel político o sin fundamento ni rigor documental».

Es más, asegura que en Córdoba no hay más de 800 viviendas turísticas, por lo que «no hay impacto» ni «saturación». También niega que en Córdoba se estén produciendo operaciones de compra por parte de fondos buitre que repercutan en la subida de los precios. Es más, considera que medidas como la anunciada por el Ayuntamiento -que va a impulsar una modificación del Plan de Protección del Conjunto Histórico para limitar el cambio de uso de una vivienda para destinarla al alquiler turístico- pueden tener un efecto contrario y causar impacto en los precios. A su juicio, el aumento de precios se debe a otros factores.