La Sala Orive, que durante este año ha albergado parte del programa con motivo del centenario del nacimiento de Manuel Rodríguez Manolete, acogió anoche el acto oficial de nombramiento a título póstumo del emblemático matador de toros como Hijo Predilecto de la Ciudad de Córdoba, todo ello en una ceremonia que presidió la alcaldesa de la ciudad, Isabel Ambrosio, a la que asistieron numerosos representantes del mundo taurino, social y cultural cordobés así como familiares del matador y que se desarrolló con la pompa que requería la ocasión y todos los elogios posibles al legado de Manolete.

Entre las exaltaciones, el propio texto de la proposición que aprobó el pleno del 14 de noviembre, en el que se acordó nombrar al diestro como Hijo Predilecto de la Ciudad a Título Póstumo, y que leyó en el acto el secretario del Ayuntamiento, Valeriano Lavela Pérez. En el acuerdo plenario, el Consistorio, en nombre de la ciudad, reconoce la figura de Manuel Rodríguez así como su compromiso social (también en episodios como con los exiliados de la guerra civil en México) y la capacidad de personificar «la dignidad» en los durísimos tiempos de posguerra.

LA ‘FILOSOFÍA’ DE UN ICONO

El acto fue introducido por el propio teniente de alcalde de Presidencia y Patrimonio Histórico, David Luque; así como por el presidente de la comisión del centenario, Fernando González Viñas, que dieron paso a una reflexión del escritor, ensayista y filósofo Fernando Fernández-Savater. Con su personalísima oratoria, Savater habló de Manolete como «icono» adelantado a su tiempo, uno de esos «héroes modernos» cuya figura sobrepasa el ámbito por el que llegó a la fama, en la que se reflejan los demás, al que no se le permite defraudar y que, con el tiempo, se ha convertido en leyenda que incluso trascendió a «una deidad tutelar de Córdoba y de los cordobeses».

Tras la lectura del acta del nombramiento del pleno municipal, que realizó el secretario del Ayuntamiento entre una guardia con traje de gala, la alcaldesa de Córdoba, Isabel Ambrosio, entregó a Pilar Soria Molina, sobrina del torero y en representación de los muchos familiares presentes, el título y la medalla conmemorativa del nombramiento.

Tras las palabras de agradecimiento de Pilar Soria, la regidora intervino para cerrar la ceremonia con un discurso en donde haría buenas las palabras que antes del acto dijo a la prensa, y en las que consideró que con este reconocimiento «se cumple con una deuda pendiente» con la figura del torero.

Así, en su intervención final, felicitó a los organizadores del programa Manolete, 100 años vivo, así como a todas las instituciones y colectivos que se han implicado, afirmando que «entre todos se ha logrado situar a Manolete en el justo lugar que a él le hubiera gustado ocupar: el de alguien que une y no que separa».

Isabel Ambrosio cerró su intervención sentenciando que «con esta declaración, Córdoba inscribe hoy como Hijo Predilecto a quien, en esencia, siempre lo ha sido».

UN INTENSO PROGRAMA

El nombramiento pone broche de oro al programa Manolete, 100 años vivo, que la alcaldesa citó en su discurso como una muestra más del tributo de la ciudad a Manolete por la generación actual, y que ha contado con más de 40 actividades, entre las que se encontraron conferencias en el Real Círculo de la Amistad bajo el epígrafe Manolete Monstruo, sobre aspectos estrictamente taurinos, de marzo a octubre; mientras que Manolete literario permitió conocer la dimensión histórica y social del torero por parte de escritores, artistas y pensadores en octubre y noviembre.

Manolete Sound & Word, en noviembre, unió a escritores y artistas del pop y rock en torno a su figura con un formato inusual, además de exposiciones de fotografías y textos en el bulevar del Gran Capitán, de Ignacio Zuloaga en el museo Julio Romero de Torres (entre abril y junio), de carteles de cine durante el verano en el Fuenseca o la exposición Manolete ríe, con muestras de caricaturas del diestro, una de ellas dibujada por el propio matador, que abrió en octubre en Orive.

Proyecciones de cine en la Filmoteca, un concurso de relatos cortos y varias publicaciones son otros de los actos del que se ha conocido como Año Manolete.