La jornada electoral en el PP fue tensa, aunque sin incidentes destacables, y transcurrió entre llamamientos a la unidad y acusaciones de coacción. Los círculos más cercanos a las dos precandidatos a la presidencia del PP en Córdoba, Adolfo Molina y Rosario Alarcón, vivieron el día pendientes del teléfono y las redes sociales con una intensidad que parecía poco justificada a la vista del desequilibrio en avales del que partían, --1.605 para Molina frente a los 304 de Alarcón-, y que finalmente se confirmó.

El actual secretario provincial, Adolfo Molina, votó en su pueblo, Cabra, haciendo un llamamiento a «preservar la unidad y la fortaleza» porque «lo importante --dijo, al igual que ha hecho durante toda la campaña-- es resolver las cuestiones internas lo antes posible y dedicarse a lo que hay que estar: la calle, solucionar los problemas de la gente y encarar las contiendas electorales que hay en los próximos años». Molina hizo referencia a la importancia de la jornada, ya que «por primera vez en la historia» se va a celebrar el congreso «más participativo».

Por ese motivo, para Molina «independientemente del resultado», el PP de Córdoba «está de enhorabuena por la alta participación y el interés que han mostrado todos los afiliados que van a participar a lo largo del día en todas las sedes de los municipios donde hay sede local». También expresó su deseo de que los afiliados eligieran «en libertad a quién quiere ser su presidente para los próximos años».

Más crítica se mostró Rosario Alarcón, tanto con la jornada como con el proceso. Votó en la sede del PP de la capital y dijo que «se está demostrando con claridad que era absolutamente necesario presentar una candidatura alternativa a la oficialista designada por José Antonio Nieto, porque el proceso de democratización interna que necesita nuestro partido en Córdoba, la necesaria renovación de la cercanía y confianza con nuestros afiliados y la puesta en marcha de procesos participativos para que nuestros afiliados puedan libremente decidir sobre el futuro de nuestro partido en Córdoba se hace patente más que nunca en el desarrollo de las votaciones y de todo el congreso».

Alarcón votó poco después de que afiliados cercanos a la parlamentaria andaluza expresaran su malestar por que, dicen, miembros de la candidatura de Molina estuvieran «dando los votos cerrados con las papeletas en la calle» y «acompañaran a los afiliados hasta dentro de la sede a votar, para que ni siquiera tengan la posibilidad de decidir una vez dentro». La comisión organizadora del 15 congreso del PP de Córdoba salió al paso de estas críticas a través de Miguel Ángel Torrico, que insistió en la «absoluta neutralidad, imparcialidad y cumplimiento de la normativa interna del partido» y que acusó a Alarcón de no conocer el reglamento marco de congresos, el instrumento que regula el proceso, y que impide el reparto de papeletas «solo en el interior del recinto donde se celebren las votaciones».

Para Alarcón, sin embargo, esta situación de «escasa democracia interna» se une a la baja participación de afiliados en el congreso algo que, dijo, ha hecho que «los afiliados se sientan presos del proceso» y que «se haya ido en contra de la libertad que tienen que tener para decidir libremente».

Ajeno a este contexto, ya que fue de los primeros en votar, el todavía presidente del PP de Córdoba, José Antonio Nieto, se limitó a afirmar que el partido ha demostrado «su madurez» y «ha habido un respeto importante a las normas de elección y un talante positivo también en la inmensa mayoría de la militancia». Coincidió con sus compañeros de filas en la importancia de la jornada, «en la que la militancia del PP, todos aquellos que han querido inscribirse como electores, van a tener la responsabilidad de elegir a los compromisarios que le van a representar en el 15 congreso y a la persona que presida el partido».