Mejor que Córdoba y España lideren el mercado del aceite de oliva, la investigación y los sistemas de producción a que otro país pueda asumir el liderazgo en el mundo. Los deberes están hechos en gran parte de la cadena productiva. Solo queda el reto de asumir la comercialización para aprovechar el valor añadido del aceite de oliva. No hay que tener miedo a los mercados internacionales, aunque para eso hay que seguir avanzando en la concentración empresarial y considerar el cultivo como prioridad para el regadío español. No se pueden poner lindes al cultivo, aunque tampoco se puede olvidar el apoyo al olivar de sierra por su aportación ambiental y su importante creación de empleo.