La educación es la base para ascender en la escala social. La formación es la llave que abre el ascensor de los que aspiran a prosperar. Sin embargo, la realidad es que el sistema educativo sigue teniendo muchos retos pendientes. Basta atender a una serie de indicadores que recoge el nuevo Plan de Infancia para darse cuenta de que hay lacras que lastran la evolución de muchos menores.

En España y en Andalucía, el porcentaje de jóvenes escolarizados disminuye con la edad. Hasta los 16 años, roza el 100% pero cae al 75% cuando los menores alcanzan la mayoría de edad. Al menos, no va a más. En el 2004, la tasa de abandono prematuro se situaba en un 40% y una década después caía hasta el 22% gracias, en gran medida a las chicas, que dejan los estudios en menor medida que los chicos. La convivencia escolar es otro de los retos del sistema, donde el acoso y el maltrato parecen estar floreciendo. Según los datos reflejados en el plan, un 12% de los menores afirma haber sido víctima de maltrato, porcentaje que se eleva a casi el 18% en edades comprendidas entre 13 y 14 años. La violencia de género es un problema latente dentro y fuera de las escuelas, como recoge el plan de infancia. Solo en el 2014, se registraron 142 víctimas de violencia de género menores de 18 años en Andalucía, el 24,7% de los casos detectados en España, en los que los agresores eran novios o exnovios de las adolescentes. Al abandono escolar, los problemas de convivencia y la violencia de género se suma la situación de pobreza de muchas familias, que influye directamente en los niños. En torno al 40% de los menores de 16 años vive en hogares andaluces está en riesgo de pobreza. Un panorama difícil que complica a muchos menores su acceso al llamado «ascensor social». a.r.a.